El incremento de la tasa de interés por el Banco de México responde a su homólogo en Estados Unidos para contener la inflación y mantener el diferencial entre ambas tasas con la esperanza de atraer y retener inversión de cartera, efecto que en teoría debiera suceder, pero que en la realidad, no. El culpable: el riesgo país.
La respuesta de México a la política monetaria en Estados Unidos no se hizo esperar. La decisión de la Reserva Federal de subir la tasa de interés la ubica en un rango de 0.25% a 0.50%, y con los ajustes se espera que cierre 2022 entre 1.50% y 1.75%. El Banco de México no se quedó atrás, subió la tasa de interés objetivo para dejarla en 6.5% y podría alcanzar un rango de entre 7.50% y 7.75% al cierre del año.
Las tasas mexicanas siempre deben ser mayores a las americanas. Un inversionista puede invertir en bonos estadounidenses o mexicanos, una mayor tasa en México es un premio para que se arriesgue y decida invertir en el país. Más inversiones extranjeras significan más dólares en el país lo que impacta en el tipo de cambio apreciando el peso; es decir, un dólar es más barato. Con un dólar bajo se tienden a abaratar las importaciones y, con ello, reducir el costo de los insumos de las empresas afectando favorablemente a la reducción de los precios en la economía.
Parece clara la relación entre las tasas de Estados Unidos y México, y su efecto en la inflación por los canales de transmisión de política monetaria: crédito más caro impacta en menor consumo, mayor interés que ofrece la inversión reduce el consumo y tipo de cambio barato son menores costos para las empresas. Sólo hay un detalle: no están llegando inversiones extranjeras; por el contrario, están saliendo.
En el año 1994 se popularizó el término “capitales golondrinos” refiriéndose a las inversiones que entran y salen en cuestión de segundos. El concepto es inversión de cartera y, más específicamente, la tenencia de valores gubernamentales en posesión de no residentes o, dicho de otra forma, cuántos bonos púbicos compran los extranjeros.
Infortunadamente, a partir de 2018 la inversión de cartera en posesión de extranjeros se ha reducido significativamente y de forma más pronunciada en 2021. En los últimos tres años, la fuga de capitales ha sido mayor a 485 mil millones de pesos, es decir, una contracción de 23%, lo que ha significado que su participación respecto al total de deuda emitida haya pasado de 30% a menos de 18%.
Una de las explicaciones podría ser la tasa de interés real negativa de los últimos meses; sin embargo, entre 2015 y 2020 la tasa de interés fue positiva y, en ciertos periodos, mayor a 5% real. El hecho de que México deje ser un país atractivo para la inversión extranjera de cartera se centra en la percepción de un elevado riesgo país.
La corrupción, la inseguridad y las buenas o malas decisiones gubernamentales, entre otras cosas, inciden en un alto riesgo país, que funge como factor de decisión para que los inversionistas volteen a ver a México. Entre 2010 y 2018, el moderado riesgo país y el pago de rendimientos reales positivos permitieron la afluencia de 1.8 billones de pesos en capital extranjero que ahora se ha estancado y comienza a salir.
No se trata sólo de una tasa real positiva, sino de las condiciones políticas y económicas necesarias para que las inversiones lleguen y se mantengan. La falta de respeto a los órganos autónomos resta certidumbre jurídica y confianza al ambiente de negocios y a la inversión. Un ejemplo fue la anticipación de la Presidencia a la decisión de política monetaria del Banco de México, que parece un tema menor, pero se trata del activo más importante del banco: su credibilidad. Difícil lograrla y fácil de perderse.
Al final del año, en Consultores Internacionales, S.C. esperamos que las tasas de interés reales vuelvan a terreno positivo por una inflación que, de no prolongarse por el conflicto bélico, pueda llegar a niveles de entre 5% y 6% anual. Infortunadamente, no compartimos el optimismo con la llegada de mayor inversión de cartera extranjera que prevemos mantenga su tendencia a la baja en los próximos meses.