El panorama económico de México para 2025 iniciará con fuertes desafíos que hereda del cierre de 2024, un año caracterizado por un crecimiento desilusionante y marcadas tensiones en el entorno macroeconómico. La economía cerrará este año con un crecimiento de alrededor de 1.5% insuficiente y problemático y que señala un lastre, al menos para el inicio del próximo año se espera la continuidad de la desaceleración, con perspectivas de entre 0.9% y 1.5% de crecimiento anual. Este comportamiento refleja el agotamiento de los motores de crecimiento que no hemos sido capaces de aprovechar ni potenciar en los últimos años.
El mercado laboral, factor decisivo en el consumo interno, muestra signos de debilitamiento. En 2024, la generación de empleos formales en el IMSS fue la más baja en 15 años, con una tasa de desempleo que, aunque controlada, ha mostrado un repunte a 3.0%. Por su parte, el consumo, si bien empezó prometedor, ha visto una pérdida de impulso desde marzo, creciendo únicamente 0.2% en seis meses, debido a la combinación de alta inflación en alimentos y energéticos y la menor creación de empleos. Aun así, la confianza del consumidor se mantiene alta, reflejando optimismo sobre el futuro de la economía; sin embargo, estas podrían ser expectativas ingenuas.
La mayor confianza se observa en el contexto de un gobierno que prioriza el asistencialismo a cualquier costo, con un gasto para 2025 de 60% del presupuesto en este rubro y un aumento de 12% en el salario mínimo a costa de las empresas, mostrando una dinámica donde se gasta en mejorar las condiciones de las personas, pero sin considerar la rentabilidad o costos que implica. El sector privado enfrenta crecientes desafíos para absorber estos costos adicionales, afectando su rentabilidad y limitando su capacidad para reinvertir o expandirse; este desequilibrio plantea dudas sobre la sostenibilidad económica a largo plazo.
El gasto de gobierno además se ha visto obligado a ajustar presupuestos a causa de los costos financieros de la deuda, que son de 1.4 billones de pesos por lo que reducirá su gasto en infraestructura en 12.7% para 2025, este había sido un motor económico importante los últimos años, impulsando la creación de empleos, representando alrededor del 8% del total y fomentando la competitividad.
Además de mantener finanzas poco sanas, el gobierno sigue enrareciendo el entorno con acciones como la eliminación de órganos autónomos, junto con el empecinamiento en llevar a cabo la reforma judicial, generando un clima de incertidumbre institucional. Estas decisiones afectan la confianza del sector privado, indispensable para la inversión en infraestructura y el desarrollo de proyectos estratégicos. Sin un marco institucional sólido y confiable, el potencial de la infraestructura para actuar como catalizador del crecimiento económico queda limitado.
Una luz en el camino lo representa la política monetaria de Banxico que continuará desempeñando un papel clave para contrarrestar la desconfianza. Tras los ajustes en la tasa de referencia durante 2024, el banco central prevé mantener una postura menos restrictiva en 2025, siempre que las presiones inflacionarias lo permitan. Este enfoque busca mitigar los costos del crédito y estimular la inversión, aunque se requiere un esfuerzo coordinado con la política fiscal para generar un impacto más amplio en la economía.
El entorno internacional que se refleja en el comercio internacional y la inversión extranjera directa (IED) señala más dificultades que oportunidades para el 2025. Por su parte, la IED no ha mostrado el comportamiento expansivo que se esperaba, tan sólo este año las nuevas inversiones se han reducido 43% anual, reflejo de la cautela de los inversionistas ante el entorno regulatorio y político del país.
2025 será un año decisivo para trazar el rumbo económico del país. Los retos son claros, pero también lo son las herramientas y estrategias necesarias para enfrentarlos, debemos echar mano de ellas. La clave estará en ejecutar políticas y decisiones empresariales con visión de largo plazo, que permitan aprovechar las oportunidades en un entorno complejo pero dinámico.
Presidente de Consultores Internacionales, S.C.