En los primeros dos meses de 2023 la recaudación por impuestos federales se incrementó alrededor de 3% en términos reales respecto del mismo período de 2022. Sin embargo, el ingreso obtenido se ha quedado corto respecto a lo programado derivado de lo establecido en la Ley de Ingresos de 2023, lo que manda una señal de advertencia para el gobierno federal en aras de cuidar los compromisos de gasto adquiridos en el Presupuesto de Egresos. Dada esa reducción en la recaudación total, es previsible que pueda tener consecuencias para el país en medio del clima de incertidumbre a nivel mundial, sobre todo por las reducciones en las previsiones de crecimiento y de las presiones inflacionarias que todavía se presentan, sobre todo en el componente subyacente.
Considerando la recaudación total del primer bimestre, el monto reportado por el SAT respecto al proyectado en el Pronóstico de los Ingresos del Sector Público del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas ha sido inferior en -4.1%, ello como consecuencia de una menor recaudación por concepto de IVA, de -17.7%, y de -13.4% de IEPS.
Entre las principales causas de la corta recaudación de IVA previsiblemente está la cuesta de enero, donde los consumidores moderan su consumo después de las compras de fin de año, pero también la inflación y la desaceleración que han afectado el volumen de compras en estos meses; así lo ha señalado la ANTAD, que estima una reducción en sus indicadores de compras de 10.6% en 2022 a 5.2% en 2023. En el caso del IEPS, la reducción corrobora que el subsidio a la gasolina anunciado por la Secretaría de Hacienda seguirá como política gubernamental para controlar los precios del combustible; cabe señalar que también se recaudó menos IEPS por tabaco, alcohol, cervezas y bebidas refrescantes, bebidas saborizantes, entre otros, lo que reafirma que en estos meses el consumo en general ha disminuido, afectando la recaudación.
En este tenor, se espera que las previsiones de crecimiento que por ahora rondan 1.7% para el cierre del año, la baja de precios del petróleo y los problemas económicos-financieros en Estados Unidos pueden impactar todavía más en la recaudación por impuestos. La consecuencia latente sería la necesidad de una mayor austeridad con recortes a los programas y presupuestos asignados a cada dependencia. Pero ante la indisciplina de no apegarse a la ley de ingresos sin que nadie audite o cuestione los niveles cada vez mayores de gasto social, la menor recaudación se puede volver insostenible en el corto plazo, haciendo necesarios cada vez mayores niveles de deuda, sobre todo la interna para sostener los programas sociales.
Al finalizar 2022, la recaudación de los ingresos tributarios representó 13.3% del PIB, cantidad por debajo del 14.1% estimado por la Secretaría de Hacienda, y el endeudamiento interno del gobierno federal representó 2.4% más de lo proyectado. Con estos primeros datos del bimestre se augura que la trayectoria de la recaudación siga una tendencia a la baja en un entorno más pesimista que a inicios de año a nivel internacional y ante el sostenimiento de programas sociales poco productivos que aumentarán el gasto gubernamental.
Para reducir los riesgos de una menor recaudación, es necesario mejorar la administración tributaria, facilitar el pago de impuestos y ampliar la base de contribuyentes. A su vez, estimular el crecimiento, que es la fuente más sana de ingresos públicos para sostener el gasto del gobierno, generaría un círculo virtuoso entre el gasto y el crecimiento, ya que el gasto público es uno de los componentes principales del PIB.
Presidente de Consultores Internacionales, S.C.