En la primera quincena de julio la inflación general llegó a 4.79%, frente a un registro de año antes de 8.16% con una clara tendencia a la baja, según información de Inegi. La política monetaria que ha implementado el Banco de México (a la par que otros bancos centrales en el mundo) a través de un aumento continuo en las tasas de referencia ha tenido sin duda un efecto importante en la búsqueda de contener el aumento en los precios. Si bien no podemos aventurar a plantear que la tendencia ya es irreversible, si es momento de evaluar la conveniencia y los efectos para el lado real de la economía de que continúen excesivamente altas las tasas de interés.

Incrementar las tasas de interés aumenta el costo del crédito para todos los entes públicos y privados, ello en particular dificulta la capacidad de las empresas para financiar las inversiones que pueden generar más empleos. Por supuesto afecta la capacidad de consumo de las familias y favorece el ahorro, de los que tienen la oportunidad de hacerlo, ello frena directamente la inflación como lo hemos visto. Pero en contraparte la disminución del consumo y de las inversiones frena el crecimiento económico.

Uno de los mandatos más importantes del Banxico es el control de la inflación, buscando niveles aceptables y armónicos para la economía. De los varios instrumentos de política económica que Banxico tiene a su alcance para lograr este mandato, seleccionó la tasa de interés como el más idóneo para controlar el aumento de precios que hemos experimentado recientemente.

Ante esta situación, lo lógico es ajustar la tasa de interés a la realidad actual, no hace sentido mantenerla en un nivel innecesariamente alto, ello sólo conducirá a perder la estabilidad de las variables económicas que tanto trabajo ha costado mantener.

Por su parte, la tasa de interés en México comparada con la de Estados Unidos (socio comercial y financiero más importante para nuestro país), tiene un diferencial de 6 puntos, lo que genera una tasa real positiva muy alta con relación a las que en el pasado eran suficientes para contrarrestar el riesgo país y lograr flujos de inversión positivos hacia nuestra economía y esto es una de las razones por las que el tipo de cambio ha disminuido a la magnitud actual.

Los efectos de mantener una tasa de interés tan alta, ya se comienzan a reflejar de forma interna con la pérdida de competitividad de las exportaciones, la menor generación de empleo, la restricción al turismo por un peso fortalecido, la reducción de los ingresos petroleros, la caída en la recaudación y el aumento en los costos de financiamiento.

Por lo anterior es necesario evaluar si la efectividad de la política monetaria ha llegado a su límite; si bien controlar la inflación sigue siendo una prioridad, otros instrumentos y acciones de política monetaria pueden usarse en lugar de la tasa de interés.

Las acciones y medidas de política monetaria tienen alta interacción entre sí y afectan el desempeño de los indicadores económicas del país; una tasa de interés excesivamente alta genera distorsiones en amplios campos de la economía; por ello, la precisión en las decisiones se convierte en un elemento básico para lograr buenos resultados.

Consideramos que es un momento de reflexión para Banxico y tomar una decisión de política monetaria bien calibrada con una mejor comunicación con los agentes económicos; de esta forma poder diseñar una estrategia prospectiva y determinar la magnitud adecuada de la reducción de la tasa de interés en las próximas reuniones, evitando los posibles riesgos de regresar a presiones inflacionarias y para aprovechar los beneficios de tener una tasa más baja.

Presidente de Consultores Internacionales, S.C.

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