De acuerdo con cifras del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), en julio se registraron 116 mil 543 empleos formales respecto a junio, el dato más alto en los últimos diez años para un mes que tradicionalmente tiene una variación menor respecto al mes inmediato anterior.

No necesariamente se trata de nuevos empleos; de hecho, entre abril y julio los empleos eventuales disminuyeron en cerca de 275 mil y, en el mismo periodo, el total de empleos permanentes aumentó en poco más de 266 mil. Esta dinámica responde a una transferencia de los trabajadores eventuales a permanentes y la incorporación de empleados en esquemas de subcontratación a regímenes de nómina.

De hecho, el IMSS refiere que prácticamente la mitad de los empleados que laboraban en esquemas de subcontratación ya están registrados en la institución y que, al mismo tiempo, hasta 23% fueron registrados con menores ingresos, un tema que agrava la situación de trabajadores que además se enfrentan a un contexto de inflación generalizado y de difícil control en el corto plazo.

A esto debe agregarse que la recuperación ha sido geográficamente diferenciada. Del total de los más de 116 mil nuevos registros, poco más de la mitad (59 mil 823), se concentraron en cinco entidades federativas: Nuevo León, Baja California, Quintana Roo, Ciudad de México y Sinaloa; la otra mitad, en los restantes 27 estados de la República.

Las empresas se han enfrentado a situaciones de baja demanda, altos costos laborales y a un panorama complejo en el mercado interno, razón por la cual la generación de nuevas plazas ha sido complicada.

Esta misma semana, Inegi publicará los resultados de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) para el segundo trimestre de 2021, que permitirá tener una lectura mucho más precisa de la dinámica del empleo en sus diferentes aristas.

Esta fuente identificó que, en el segundo trimestre de 2020, en el momento más álgido de la crisis, la población ocupada disminuyó en 9.8 millones de personas respecto al mismo periodo de 2019. Al primer trimestre de 2021, el déficit era aún de 2.3 millones de personas. Difícilmente los datos de Inegi revelarán que este déficit ha disminuido significativamente en el segundo trimestre, considerando que el PIB tuvo un crecimiento a tasa anual de 19.3% y que las expectativas eran superiores a 20%.

No sólo no se agregan nuevos empleos: no hay cambios significativos en la productividad, en la innovación y el desarrollo de capital humano. El retroceso que la crisis económica ha significado para el empleo tomará varios meses más recuperarse. Debe considerarse que la dinámica de crecimiento económico esperada para 2021 no será tampoco suficiente para recuperar los niveles previos a la pandemia, por lo que, tanto en crecimiento económico como en generación de empleos, veremos prácticamente un sexenio perdido.

Quedan por resolver temas de alta relevancia en el futuro cercano. El empleo informal, generado en sectores económicos no registrados, debe atenderse como una de las prioridades en materia laboral. Será importante que en este mismo proceso se dé atención especial a grupos vulnerables, mujeres y personas con discapacidad, que requieren empleos como medio para garantizar mejores condiciones de vida.

Más allá de becas y transferencias en efectivo, con nulo efecto en la economía, es tiempo del apoyo al empleo productivo, de la generación de condiciones para la creación de nuevas empresas, negocios e inversiones.

Presidente de Consultores Internacionales, S.C. 

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