Tras el debate presidencial del domingo 7 de abril, es pertinente analizar la situación actual del país en algunos de los puntos que más se discutieron y continuarán discutiendo en los próximos meses. Destaca el de la salud, que fue el primer tema en discusión. El sistema de salud mexicano es un asunto controvertido ya que confronta la visión oficialista de su supuesta eficiencia y calidad, y la opositora que ve más negativos que positivos, a ello habría que adicionar la dificultad para medir y evaluar sus avances y desempeño, lo que es incontrovertible es la necesidad de mejorarlo y de invertir lo suficiente en ello.
En el debate, aunque ambiguo, se notaron las propuestas de cada candidata, la representante oficialista propone continuar con lo realizado hasta ahora y continuar invirtiendo (gastando) en el sistema salud actual, si bien no queda claro a cuál sistema se refiere. Por su parte, la representante de la oposición propone un sistema integral de salud pública en la que todas las instituciones (incluyendo privadas) con cargo al gobierno, otorguen servicios de salud y de medicamentos en lo que se “reconstruye” el sistema de distribución de estos. Si bien no se expusieron detalles claros, se puede advertir que ambas propuestas plantean aumentar el gasto público, sin que se explique el origen de este.
México gasta un monto de 970 mil 552 millones de pesos, lo que representa 10.7% del gasto de gobierno. El gasto per cápita de México es de 626 dólares, lo que nos sitúa en la posición 44 de la OCDE, 2 mil 645 dólares por debajo del promedio. Comparando el gasto en salud respecto del PIB, en México representa 5.5%, casi la mitad que el promedio de la OCDE, que es de 10.7%.
Cabe señalar que no es directa la correlación entre el gasto en salud y la calidad de este, ejemplo destacado son los Estados Unidos, es el país que más gasta en el sistema de salud, su gasto per cápita casi duplica al segundo lugar en el ranking de este indicador y su porcentaje del PIB es de 14%, que es el más alto del mundo; sin embargo, el sistema de salud norteamericano no se encuentra entre los 10 mejores sistemas de salud públicos del mundo.
Si intentamos dimensionar qué tan buen sistema de salud tenemos y nos comparamos con los países de la OCDE, no salimos muy favorecidos. Sólo en 18 de 64 indicadores (28%) de salud evaluados por el organismo calificamos por encima del promedio.
Regresando a las propuestas, parece que la representante oficialista mantiene fe en la capacidad del IMSS y la extensión IMSS Bienestar de que eventualmente se podrá cubrir mejor las necesidades y que con una creciente inversión habrá una mejora suficiente. Mientras que la representante de la oposición propone una solución más inmediata, incorporando de manera subrogada al sistema de salud privado y cubrir los gastos con recursos públicos. El tema de fondo como advertimos es de dónde saldrían los fondos necesarios para ello.
Hablar de una reforma hacendaria en época de elecciones es complicado, pero bien vale la pena considerar una importante fuente de recursos que se pueden destinar a salud: los ingresos generados por el IEPS el cual es un impuesto de control ideado para inhibir el consumo de productos que afectan la salud.
Los recursos recaudados a través de este impuesto no se dirigen hacia solucionar o intervenir en las causas que lo generan, sino que se dispersa en distintos rubros de gasto. El 46% de la recaudación total de IEPS está relacionada directamente con el consumo que afecta la salud, lo que equivale a más de 200 mil millones de pesos, pero sólo 10% del total se gasta en salud.
Más allá de los procesos electorales, lo cierto es que México requiere de una política pública de salud que realmente atienda, mejore y proteja a la población y que, hasta ahora, a pesar del discurso oficial no existe. El tema no debe tomarse como bandera política ni clientelar, la salud requiere conjuntar las dos propuestas y mucho más.
Presidente de Consultores Internacionales, S.C.