En 2001 Citigroup realizó la compra de Banamex por 12 mil 500 millones de dólares. Veinte años después, la venta del tercer banco en México invita a reflexionar sobre el futuro de la banca en el país y el rol que jugará en los próximos años.
La decisión no es una mala señal, sino que responde a una estrategia corporativa. Si bien CitiBanamex ha perdido presencia en el mercado de consumo nacional, la estrategia es global y ejemplo de ello es su salida de 13 mercados en Asia y en Europa en los que vendieron el negocio completo o solo el minorista. En México, el banco estadounidense continuará operando en el mercado corporativo y de banca de inversión.
El anuncio de venta fue inesperado y se prestó a la especulación por el contexto de incertidumbre a la inversión. No obstante, ante la crisis económica y sanitaria, el sector bancario se ha mostrado sólido y resiliente, ya que los niveles de cartera vencida e índice de morosidad han sido manejables.
Lo cierto es que en los próximos años no se espera que el sector bancario crezca considerablemente; por el contrario, puede enfrentarse a riesgos de liquidez. Diversos economistas han demostrado la asociación entre el crecimiento de la economía en su conjunto con los ciclos económicos del sector bancario, y lo que se observa en México es que, desde los últimos años, aunque con mayor énfasis a partir de 2019, el sector atraviesa por un ciclo de contracción en la cartera total de créditos.
La perspectiva de crecimiento prevista para 2022 por Consultores Internacionales, S.C. es de 2.8% anual con un tamaño de economía menor comparado con el previo a la pandemia, y hogares y empresas débiles. Aunque los bancos han sido prudentes ante los impagos por insolvencia del sector privado, se espera menor liquidez bancaria y, por ende, una débil expansión del crédito que esté al margen de una franca recuperación económica, la cual se espera hasta 2023.
Este ciclo de contracción del crédito coincide con la profunda transformación bancaria y financiera que le está convirtiendo en un sector moderno y referente de innovación tecnológica. Esta transformación, aunque no tan drástica como la nacionalización de la banca en 1982 o la privatización iniciada en 1990, ha sido constante y progresiva, y tuvo su inicio en 2018, con la publicación de la Ley para Regular las Instituciones de Tecnología Financiera, también conocida como Ley Fintech.
El principal objetivo de la Ley Fintech es que, a través de la tecnología, se facilite y hagan más accesibles los productos y servicios financieros. Hoy las empresas del sector Fintech (tecnología financiera) son una realidad con proyección de crecimiento. La banca digital, definida como la digitalización completa de los bancos a través del desarrollo de herramientas digitales, ha demostrado ser fortaleza y pilar para la supervivencia y el buen funcionamiento operativo de la banca.
La innovación tecnológica aprovechada por usuarios de servicios financieros que autorizan compartir su información financiera está dando lugar al Open Finance, un modelo en el que las personas, y no sus instituciones financieras, son las dueñas de sus datos y tienen la oportunidad de autorizar su difusión para recibir productos y servicios más personalizados, y con mayores beneficios.
El reto de incrementar la inclusión financiera en términos de infraestructura, penetración financiera, uso de servicios y de alfabetización y desarrollo de competencias, se logrará a través de la digitalización bancaria y de la apertura financiera. Desde luego, nuevas oportunidades conllevan sus propios retos, y el más importante será la ciberseguridad.
En los próximos años, la forma de incrementar la inclusión financiera y quizá de acelerar y alargar los ciclos de expansión bancaria, será a través de la digitalización financiera y el Open Finance. Por el momento, se puede decir que la venta de CitiBanamex no es una señal negativa, sino que el sector bancario está preparado para los próximos retos de liquidez, y en proceso de crecimiento y de transformación constante.