La decisión del Banco de México de aumentar 75 puntos base la tasa de interés de referencia para ubicarla en 9.25% presume tener efecto limitado a un alto costo. Aunque el peso está estable por el diferencial de tasas con Estados Unidos, la inflación sigue subiendo, acercándose al trimestre de mayor alza de precios en el año y las altas tasas de interés ya ponen en duda los planes de financiamiento en empresas y hogares.
El onceavo incremento desde junio de 2021 deja una tasa de interés que no tiene precedentes: es la más elevada desde que el Banco de México adoptó ésta como medida de política monetaria en 2008. La decisión emuló la de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) que, por tercer mes consecutivo, fijó un alza de 75 puntos base en su tipo de interés para colocarlo en 3.25%. En Consultores Internacionales hemos mencionado que las condiciones económicas de crecimiento, productividad, empleo y finanzas públicas de México y de Estados Unidos son muy diferentes.
Reproducir la política de la Fed puede ser contraproducente afectando las capacidades productivas de la economía. Últimamente, parece que la máxima autoridad monetaria mexicana reacciona emulando a su contraparte estadounidense. No obstante, a diferencia de lo ocurrido con el vecino del norte, el agresivo incremento de las tasas de interés no ha logrado frenar la inflación en nuestro país. Por el momento, uno de los beneficios de esta estrategia ha sido mantener un tipo de cambio sobre apreciado que abarata las importaciones y encarece las exportaciones mexicanas en el exterior.
La inflación anual de la primera quincena de septiembre fue de 8.76%, en la segunda de agosto fue de 8.77% y viene lo peor. En ediciones anteriores hemos señalado que el último trimestre del año suele contribuir con 33% y hasta 66% del total de la inflación. Es decir, es poco probable que la subida de precios se frene o revierta, sino al contrario. Al menos en el corto plazo, empresas y consumidores deberán prepararse con antelación y sensatez. Esto significa que las presiones inflacionarias están aumentando el riesgo de desanclar las expectativas inflacionarias.
El último reporte sobre pronósticos de inflación, realizado por el Banco de México a empresas y analistas económicos, ilustra que las expectativas sobre el nivel de precios general y subyacente se ajustaron al alza. El desanclaje de las expectativas de inflación es un riesgo que implica mayores alzas de precios en el corto, mediano y largo plazos. Cuando este fenómeno persiste, se traduce en la reducción del poder adquisitivo de las personas, específicamente para aquellas con menores ingresos.
Si la evidencia reciente indica que la política monetaria restrictiva no ha tenido demasiados efectos para controlar la inflación, convendría plantearse alternativas para expandir la capacidad productiva de las empresas y aumentar la oferta de bienes y servicios que aminoren los impactos de las distorsiones de las cadenas de suministros. Existe una necesidad de que las autoridades monetarias y federales implementen medidas para mejorar la productividad laboral y empresarial, estimular la inversión nacional y extranjera, crear empleos y lograr el crecimiento económico.
El aumento de la tasa de interés afecta las condiciones de financiamiento del gobierno, empresas y personas y al crecimiento del país en su conjunto. El encarecimiento de los créditos impacta en la oferta de financiamiento que tiende a reducirse por el mayor riesgo de recuperación de cartera. Las medidas de política monetaria están impactando en el consumo y en la inversión; el primero que no se logra afianzar por la pérdida de confianza del consumidor; y el segundo, por afectaciones financieras y de rentabilidad en proyectos de inversión productivos en las empresas.
Al cierre de un año inflacionario y de condiciones financieras cada vez más estrechas, el gobierno debe preparase para el próximo ciclón económico a través de fondos (en analogía del Fondo de Desastres Naturales, Fonden), que le doten de herramientas de estabilidad económica y financiera para mitigar los riesgos de la recesión técnica. Por su parte, empresas y hogares están a tiempo de hacer un cierre anual sin contratiempos y de planear los objetivos y el presupuesto del próximo año con una alta inflación, limitada liquidez y financiamiento más costoso. Son tiempos para prepararse.
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