En 2023, la economía mundial crecerá 2.7%, menos que el 3.2% de 2022 y muy por debajo del 6% de 2021. Estas son las proyecciones que el Fondo Monetario Internacional (FMI) publicó la semana pasada. Si se cumplen, significarían el tercer año con menor crecimiento desde 2001, solamente por debajo del año de la crisis financiera global (2009) y el de la pandemia por Covid-19 (2020). Las perspectivas para nuestro país son, inclusive, más pesimistas en términos del crecimiento de la economía y el nivel esperado de precios.

La máxima autoridad monetaria internacional disminuyó su proyección del crecimiento del PIB mexicano en 2022 de 2.4% a 2.1% y mantuvo el pronóstico de 2023 en una magnitud de 1.2%. Se trata de un escenario mucho más pesimista que el planteado por el gobierno mexicano en su Paquete Económico 2023, en donde la Secretaría de Hacienda colocó la proyección de crecimiento en 3% para el siguiente año.

También, el FMI postula que el nivel de precios para el próximo año se ubique en el orden del 6.3%, cifra que contrasta fuertemente con la optimista previsión de las autoridades hacendarias mexicanas de 3.2%. En Consultores Internacionales, S.C. pronosticamos una cifra más cercana a la del organismo internacional para el siguiente año, en 5.4%. Mucho se ha discutido ya respecto a las causas y efectos de la inflación en México; sin embargo, es pertinente enfocar la atención en temas que han recibido poca consideración y podrían significar riesgos sustantivos para el futuro.

En 2019 el salario mínimo aumentó 16.2%, en 2020 un 20%, 15% para 2021 y 22% en 2022, haciendo un incremento compuesto del salario mínimo del 95.6% en los últimos 4 años, lo que sin duda es una buena noticia para las condiciones laborales de la población mexicana.

Sin embargo, los salarios mínimos actuales ya son casi idénticos a la mediana salarial del sector formal, lo cual aumenta la probabilidad de efectos adversos en el empleo e incrementos del sector informal. Los incrementos previstos en el salario mínimo para los siguientes dos años podrían generar presiones inflacionarias adicionales en momentos en donde el retorno a un nivel de precios bajo es esencial para la economía.

Esto ha generado una reconfiguración en el número de trabajadores afiliados al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). En comparación con enero de 2019, los aumentos en el salario mínimo comienzan a alcanzar los siguientes peldaños en los tabuladores salariales de las empresas, aumentando los costos para estas y disminuyendo los incentivos de los trabajadores para aspirar a puestos más especializados. A pesar de que la política incremental en el salario mínimo durante esta administración parece no haber tenido efectos evidentes en el aumento de precios, eso podría estar por terminar.

Lo anterior puede comprobarse al observar la trayectoria de agresivos aumentos que ha experimentado el ingreso laboral real de los trabajadores desde 2019, exceptuando la caída registrada por la pandemia de Covid-19 (que incluso impidió que la Encuesta Nacional Ocupación y Empleo se realizara en el segundo trimestre de 2020).

Lo hemos comentado en el pasado, en Consultores Internacionales, S.C. estamos convencidos que los aumentos al salario deben ir aparejados con políticas y acciones orientadas a mejorar la productividad de lo contrario corren el riesgo de convertirse en un costo para la economía y alimento a la inflación.

Para encontrar un equilibrio entre un crecimiento económico sostenido y condiciones adecuadas en el mercado laboral, es imperativo que el Gobierno Federal alinee los incrementos en el salario mínimo cercanamente con la inflación esperada, potencie la productividad de los trabajadores peor remunerados, y reduzca los costos regulatorios y administrativos de la formalización de negocios con el fin de reducir la informalidad laboral.

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Presidente de Consultores Internacionales, S.C.

 

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