Las crisis económicas, aun cuando son profundas y agresivas como la que hemos vivido en los últimos 12 meses, siempre son una oportunidad para replantear el rumbo. En México, al menos en las últimas tres décadas hemos buscado un enfoque de crecimiento basado en el mercado externo, principalmente por las ventajas de localización de nuestro país respecto a la economía más grande del mundo, para lo cual se han buscado desarrollar instrumentos como el TLCAN, ahora T-MEC, el programa de Industria Manufacturera, Maquiladora y de Servicio de Exportación (IMMEX) y otros más para incentivar la inversión y las exportaciones.
Durante esta crisis, una de las lecciones ha sido que el mercado externo no está exento de riesgos, por lo que un adecuado equilibrio con el mercado interno resulta estratégicamente necesario para el futuro de mediano y largo plazo.
Los datos del indicador mensual del consumo privado en el mercado interior revelan que en noviembre de 2020 ligó 12 meses consecutivos con tasas de crecimiento anuales negativas, indicando que aún no se ha recuperado el nivel de consumo observado en 2019.
La sanidad y evolución del mercado interno se observa a través del consumo privado, que según Inegi registró una caída de -12% en los primeros tres trimestres de 2020, siendo el segundo el que mayor contracción registró, de -21% a tasa anual. En los últimos 30 años, ha representado 66% del PIB y cada trimestre su crecimiento promedio es de 0.89 veces del crecimiento total de la economía. Basándonos en estos elementos técnicos, en Consultores Internacionales, S.C. estimamos un crecimiento moderado y aún insuficiente para retomar los niveles previos a la pandemia de 2.2% para 2021, en consideración de un estimado de 2.5% para el PIB.
En enero pasado, según datos del Inegi, se registró un aumento relativo de la confianza de los consumidores, manteniéndose aún lejos de los valores observados en 2019, sobre todo en lo que se refiere a la adquisición de bienes de consumo duraderos, lo que se correlaciona con los resultados de las ventas totales de vehículos ligeros, que en enero llegaron a 81 mil unidades, -22.6% respecto a enero de 2020. Esto plantea una situación retadora para las empresas que viven de la producción, venta y distribución de bienes y servicios de alto valor agregado en el mercado interno.
El desarrollo del mercado interno es una labor que involucra a todos los actores económicos. Desde la perspectiva de políticas públicas será importante el fomento a la inversión productiva, tanto nacional como extranjera, lo cual demanda propiciar condiciones de certidumbre, Estado de derecho, además de acciones específicas para promover el mercado formal y legal, preservar el empleo productivo, y desarrollar estrategias de condonación y dilación de pago de contribuciones tributarias en un contexto de debilidad financiera de las organizaciones.
En el caso de la iniciativa privada, además de una constante interlocución con el sector público, se requieren esfuerzos e inversiones para el desarrollo de proveeduría local. Este es uno de los momentos más significativos para la ejecución de estrategias coordinadas con el objetivo de incrementar el contenido nacional de la producción de bienes y de servicios.
Desde la perspectiva de Consultores Internacionales, S.C., la promoción de la demanda de productos y servicios nacionales se convertirá en una prioridad para retomar el crecimiento económico, la supervivencia de las empresas y la recuperación de los empleos perdidos debido a la crisis, lo que supone efectos multiplicadores y la mitigación de riesgos asociados a posibles contracciones futuras de la demanda externa.
Equilibrar la política económica entre el aprovechamiento del mercado externo y el fomento del interno, de manera sustentable y sostenida, se convertiría en la base del crecimiento y desarrollo económico de corto y largo plazo para México.