La balanza comercial de México cierra en un déficit como resultado del histórico crecimiento de las importaciones. Las mayores importaciones en bienes de consumo final, por encima de los bienes de capital, y el menor dinamismo exportador impactaron en las capacidades de producción y en la dinámica de crecimiento de 2021.
El saldo de la balanza comercial de México presentó un déficit de 11.5 mil millones de dólares, precedido por el superávit de 5.4 mil y 34 mil millones de dólares registrados en 2019 y 2020, respectivamente. El déficit fue producto del crecimiento en 32% de las importaciones, que ascendieron a 505.7 mil millones de dólares en 2021, el mayor en las últimas tres décadas.
Las importaciones analizadas por tipo de bien se componen en su mayoría por productos de uso intermedio, que durante 2021 representaron 79.7% del total, seguidas por bienes de uso de consumo (12.3%) y de capital (8.0%).
Lo que preocupa es la baja participación de las importaciones de bienes de capital. Los bienes de capital son definidos como la maquinaria y equipo que forman parte del activo fijo de las empresas y son utilizados para la producción de otros bienes. En 2021, las importaciones ascendieron a 40.5 mil millones de dólares, nivel inferior al observado en 2017. Este total representó 8.0% de las importaciones, la menor participación desde los ochentas, cuando era de 23.5% en promedio, o en los dosmiles, de 12.2%. La menor importación de este tipo de bienes significa una menor capacidad de producción y un potencial rezago en términos de tecnología, productividad y competitividad.
La mayor importación de bienes de consumo final e inclusive de algunos bienes intermedios, significa que hay un desplazamiento de los bienes producidos en México y de una menor fortaleza en las cadenas de proveeduría de origen nacional. Es por ello que en Consultores Internacionales hemos insistido en la debilidad del mercado interno debido a la alta participación de las importaciones en el consumo privado.
Las exportaciones perdieron dinamismo por el desabasto de insumos de la producción. Después de la rápida recuperación mostrada a partir de diciembre de 2020, las exportaciones entraron en una marcada desaceleración en el segundo semestre de 2021, provocado principalmente por el desabasto de semiconductores, lo que afectó a la industria automotriz, que representa la cuarta parte de las exportaciones manufactureras mexicanas. No obstante, el desabasto ha sido generalizado y atraviesa por diversas actividades económicas, reflejándose en la ausencia de latas de aluminio y vidrio marrón para las cerveceras, de tubos PVC, cemento y acero para la construcción, entre otros.
En el primer semestre de 2021 las exportaciones jugaron un papel fundamental en la recuperación de la economía mexicana, pero de persistir las distorsiones en las cadenas globales de valor, tendremos un año 2022 complicado.
La semana pasada el Fondo Monetario Internacional recortó sus perspectivas de crecimiento anual para 2021 en Estados Unidos y en México, que pasaron de 6.0% a 5.6% y de 6.2% a 5.3%, respectivamente, y para 2022 pasaron de 5.2% a 4.0% y de 4.0% a 2.8%. Ante las condiciones actuales del comercio exterior, todo parece indicar que el sector externo no será protagonista de la recuperación de México en 2022, año en que, según nuestras estimaciones, en el mejor de los casos creceremos en 2.8% y, más apegado a las capacidades, podría ser de 1.9% anual debido a la menor capacidad de arrastre de la economía de Estados Unidos.
Ajustes en inflación, tasas de interés y nivel cambiario, tarifas de trasporte y, particularmente en exportaciones e importaciones, en 2022 se anticipa una configuración del sector externo con menores capacidades por la reducción de las importaciones de bienes de capital y por el envío de mercancías a Estados Unidos.