La Cámara de Senadores aprobó una iniciativa para modificar la Ley del Banco de México que obliga a la institución a comprar las divisas que los bancos y otras instancias financieras no pueden colocar en México o repatriar a su país de origen. Aún requiere ser aprobada en la Cámara de Diputados, pero de materializarse significará grandes riesgos para el banco central y para la economía en general.
El argumento subyacente en la iniciativa es que las instituciones financieras en México enfrentan varias restricciones para repatriar divisas, lo que afectaría a personas que reciben divisas ya sea como pago de servicios, propinas e incluso remesas familiares.
Sin embargo, vale considerar que, según información del propio Banxico, las operaciones con dólares en efectivo entre enero y septiembre de 2020 representaron 4.7 mil millones de dólares, de los cuáles únicamente 2% no pudieron ser colocados en territorio nacional o en su país de origen. Justo en el caso específico de las remesas familiares, de un total de 29 mil 966 millones de dólares enviados entre enero y septiembre, 0.4% fue por money orders, 0.7% en especie o efectivo y 98.9% en transferencias electrónicas, lo que implica su recepción ya convertido a pesos.
En términos generales, podemos considerar que el beneficio es menor, comparado con los riesgos que la aprobación de esta iniciativa tendría, no sólo para el banco central, sino para la economía nacional en general.
De entrada, la medida implica una transgresión a la autonomía del Banco que le fue transferida de manera constitucional en el artículo 28, en “el ejercicio de sus funciones y en su administración”. La iniciativa implica una decisión externa sobre los activos en los que debe invertir el Banco, sin que esto contribuya bajo ninguna óptica al cumplimiento de su mandato principal, que es la de preservar el poder adquisitivo de la moneda nacional.
Por otro lado, tan grave como lo anterior es la transferencia del riesgo del manejo de divisas que harían los bancos al venderle divisas, ya que no habría ninguna garantía de la procedencia y tampoco del uso que se le ha dado, que bien pudiera ser producto del contrabando de drogas, armas, lavado de dinero e incluso financiamiento al terrorismo, entre otras muchas posibilidades: ello derivaría en la congelación o embargo del total de las reservas internacionales de México, con consecuencias devastadoras para la estabilidad macroeconómica nacional.
En Consultores Internacionales, S.C. consideramos que preservar la autonomía del banco central es una prioridad en la política económica de México, más allá del viejo debate sobre si además del control de la inflación el Banxico debe incidir o no en el crecimiento económico, ha quedado claro que desde su campo de acción, durante la coyuntura económica ha buscado mantener la tasa de interés objetivo en niveles competitivos, buscando apoyar el consumo y la inversión, ofreciendo liquidez a los bancos para promover el financiamiento, siendo incluso más proactivo que los hacedores de política fiscal.
Este intento de incidir en la toma de decisiones del Banco de México corresponde a un planteamiento sesgado que, si bien es cierto que no es mal intencionado, aún requiere evaluaciones técnicas y económicas sobre el impacto que podría tener para Banxico y para la economía en general.
Menospreciar la autonomía del Banco de México sería tanto como desestimar su incidencia en la estabilidad de precios, en la estabilidad macroeconómica, en la construcción de expectativas de mediano y largo plazo y abre las puertas para que la Institución sirva a los propósitos de política económica de los gobiernos en el futuro, lo cual, es ir en contra de los principios por los cuales se le dotó de esta característica al banco central, que sin dudas ha cumplido con el objetivo que le ha sido encomendado.