Hace unos días, el gobierno federal, junto con el sector empresarial, anunció un Acuerdo para la Reactivación Económica que, basado en el aprovechamiento del T-MEC, la promoción del turismo y la inversión en Infraestructura, informó de una serie de inversiones en infraestructura.
El acuerdo incluye 39 proyectos por 297.3 mil millones de pesos (mdp), de los cuales siete ya están en ejecución, por un valor de 38.1 mil mdp y 32 nuevos se desarrollarán entre 2020 y 2021 por un total de 259.2 mil mdp. Las inversiones son principalmente en comunicaciones y transportes, con 196.2 mil mdp (66% del total), y en energía (33.3%). Este acuerdo menciona además el objetivo de alcanzar una inversión conjunta por 25% del producto interno bruto (PIB).
Aun cuando el conocer de nuevas inversiones siempre es positivo, debemos decir que el anuncio parece más una reivindicación entre los dos sectores que un apoyo real a la reactivación. Para tener dimensión de lo anterior es oportuno decir que la inversión se mide a través de la formación bruta de capital fijo, que es el gasto en bienes duraderos que son capaces de producir otros bienes y servicios, como pueden ser maquinaria, equipo de transporte, construcción de infraestructura pública o de edificios residenciales, entre otros. Es por ello que es un ingrediente necesario para el crecimiento económico.
En 2019 en monto de inversión fue de 5.1 billones de pesos a precios corrientes que, comparados con el PIB de 24.3 billones de pesos (también corrientes), representó 20.8%. Al primer semestre de 2020, la inversión disminuyó por la contingencia, por lo que al sumar los proyectos del presente acuerdo (estimados en 1.2% del PIB), se llegaría a 20% del PIB, faltando un billón de pesos más para la meta de 25%. Es algo que no hemos logrado en 25 años, ubicándonos debajo de Estados Unidos, del promedio de países miembros de la Unión Europea, y lejísimos de China y Corea del Sur.
En Consultores Internacionales, S.C. creemos muy adecuado el construir un acuerdo para la reactivación económica, pero esto requiere la inclusión y compromiso de muchos otros temas y actores relevantes de la sociedad.
Un acuerdo de esta naturaleza debe integrar al gobierno federal en la construcción de políticas públicas de fomento al empleo, estímulos fiscales para empresas debilitadas por el confinamiento y una reforma hacendaria que, ante una frágil recaudación fiscal amplíe la base de contribuyentes y promueva el cumplimiento de las obligaciones de los contribuyentes cautivos.
Debe de incorporar a todos los sectores de la sociedad en la construcción de un plan con visión de largo plazo del país, logrando los consensos requeridos y las acciones específicas que detonen inversiones que fomenten el desarrollo de sectores productivos, con visión de futuro, acorde con las vocaciones regionales de los estados, más allá de las ideologías, definiendo y promoviendo sectores estratégicos de alto valor agregado para el país.
Debe contar con la contribución del sector de los trabajadores con propuestas específicas de empleo y mejora en la productividad que permita mejores remuneraciones y condiciones laborales.
Deberá orientarse a fortalecer a las pymes para que las empresas puedan sumarse a las oportunidades de negocio mediante su preparación operativa y financiera y con ello contar con capacidades para brindar mejores estándares de calidad, tiempos de entrega y mejores condiciones de liquidez y solvencia financiera.
Difícilmente se podría lograr un acuerdo de esta naturaleza sin el análisis y la definición de estrategias y acciones que logren un real Estado de derecho, combate a la corrupción y atención a los temas de seguridad y delincuencia.
En todo esto la participación del sector social, académico, tecnológico y de investigación cobran gran relevancia en la construcción de consensos y propuestas.
Incluir estas medidas en un plan de reactivación económica permitirá permear la recuperación en todos los sectores del País; en el que, desde luego deberá incluir anuncios de inversión como el hecho el pasado lunes para ir conformando una estrategia realizable y sostenible en el tiempo.
