El pasado jueves, la Secretaría de Economía lanzó la nueva “Política Industrial” que plantea una plataforma de desarrollo para el sector durante los próximos cinco años. Esta nueva política presenta un objetivo: fomentar el mercado interno; mantiene tres directrices: innovación, inclusión y diversificación; y propone un decálogo de “mandamientos” en torno a las pequeñas y medianas empresas (Pymes), la competitividad y la Industria 4.0.
Este anuncio nos lleva a evocar aquella frase del otrora secretario de Economía, en 1994, “la mejor política industrial es la que no existe” para recordar que han pasado más de 25 años y la industria nacional sigue sin avanzar, además de que quizá sea una explicación de la gran disparidad regional de México. Ahora bien, ¿acaso este decálogo del gobierno federal será el bueno? Aquí unas ideas para reflexionar.
El anuncio llega en mal momento, pero tampoco podía esperar más, ya que la industria está estancada y al borde de la contracción. En lo que va del año, la actividad manufacturera no ha crecido y la tendencia indica que no se recuperará pronto.
Una política industrial, por definición, debe apuntalar el crecimiento competitivo del sector y colocar a México en una senda de desarrollo sustentable.
Desde esta perspectiva, coincidimos con el mensaje de esta política: es fundamental fortalecer las cadenas productivas industriales, incrementar el contenido nacional y equilibrar el desarrollo sectorial y regional.
No obstante, este primer anuncio deja de lado aspectos de toral importancia para una política industrial holística. Algunos lineamientos estratégicos claves son:
• Fomento y protección de la innovación.
• Fomento a la integración productiva sectorial, regional y mercado interno, identificando sectores estratégicos, con un enfoque de vocaciones económicas regionales.
• Política de competencia.
• Sustentabilidad ambiental.
• Política hacendaria integral y apoyo financiero.
• Alianzas obrero-patronales para el desarrollo.
• Eficiencia del mercado laboral, a partir del desarrollo de capital humano y gestión del conocimiento como pieza clave de la productividad y de la competitividad.
Asimismo, si bien se busca impulsar la Industria 4.0, ésta no se logrará implantar en las Pymes si no viene acompañada del apoyo técnico y tecnológico.
En el acompañamiento que hemos brindado a empresas, la inquietud constante de los empresarios es el desmantelamiento institucional por la desaparición del Instituto Nacional del Emprendedor (Inadem) y de ProMéxico; en el fondo, lo que están indicando es la falta de apoyos y de posicionamiento por parte de gobiernos en los tres niveles. Si no se vincula a las Pymes con empresas tractoras mediante estrategias de desarrollo de proveedores, difícilmente se fortalecerá el encadenamiento productivo.
En términos de capital humano, en un estudio que publicamos recientemente, concluimos que de las más de 3.7 millones de personas ocupadas en industrias estratégicas (automotriz, agroindustrial, eléctrico-electrónico, entre otras), 3.1 millones se ocupan en procesos de fabricación y, de éstas, 74.7% presentan una alta probabilidad de ser desplazadas del mercado laboral por efecto de la automatización.
Sin estrategias de formación profesional, capacitación continua y certificación en competencias, difícilmente podrá incrementarse la productividad y la competitividad en las empresas; por el contrario, continuará deteriorándose la creación de empleos formales permanentes.
Ante la falta de claridad sobre los cómo y el presupuesto disponible, es necesario que las empresas grandes y los líderes sectoriales reactiven y/o mantengan dinámica a toda su cadena, contribuyendo al desarrollo social tanto con inversión como con la conservación de empleos con su correspondiente capacitación.
Es un llamado también a cámaras y asociaciones a que construyan agendas competitivas orientadas al empleo de calidad y bien remunerado, considerando acciones de fortalecimiento sectorial, de corto y mediano plazo, para activar el mercado interno y su interrelación transversal con otras actividades económicas.
Se ha dado un primer paso aunque con áreas de oportunidad de vista al futuro en las que debemos profundizar. La iniciativa privada debe tomar un rol proactivo y enfocado; como país, esperamos políticas de tiempos modernos lideradas por un Estado desarrollador del siglo XXI.
Presidente de Consultores Internacionales, S.C.