La pandemia del Coronavirus, enfermedad contagiosa 2019 (COVID-19), ha puesto al desnudo el estado actual de los sistemas políticos nacionales y regionales.
En términos internacionales, ha quedado de manifiesto el retroceso de la globalización en la era Trump. Frente a problemas globales la estragia del gobierno Trump ha sido siempre la misma. Respecto del calentamiento global, su posición fue el negacionismo, y el privilegio de las empresas y modo de producción de estados Unidos. Frente al problema del narcotráfico, la ampliación del muro contra México. Con la pandemia, la decisión de Trump de cerrar las fronteras a los paises europeos fue el primer paso para una estrategia nacionalista (cada país adopta su estrategia), que contrasta con la propuesta inicial (y despues cambiada en los hechos) de la Unión Europea de adoptar una estrategia coordinada y global. La posición de Trump ha profundizado el divorcio con Europa, debilitando con ello no sólo la salud pública, sino a las democracias occidentales (incluida la estadounidense) frente a otras opciones autoritarias en el planeta.
La pandemia, un problema global, se afronta desde cada Estado nacional. Los controles y cierres de fronteras, las fuerzas policiales y el ejercito en las calles se han normalizado como método para controlar la expansión de los contagios. Aún en sistemas regionales relativamente mas completos y cohesionados, como la Unión Europea, hay gobiernos nacionales que anteponen los equilibrios financieros nacionales (Alemania y los Paises bajos), y adoptan posiciones reticentes para apoyar a Italia (uno de los miembros fundadores) y España, que viven catastrofes sanitarias. Posiciones que debilitan a la UE y dan la razón a los, cada vez mas fuertes, actores euro excépticos.
Al interior de los Estados nación, la pandemia plantea el dilema entre posicionarse mas cerca del modelo Huntingtoniano (“lo que importa no es la forma de gobierno, sino la cantidad de gobierno”) pivilegiando la eficacia del control, o por el contrario, optar por una posición más cercana al modelo incrementalista-consensual, que permita en cada paso dado, evaluar costos de un modo complejo y entre una pluralidad de actores políticos (de oposición y gobierno) sociales y económicos. La epoca Trump favorece tendencias decisionistas. La posición huntigtoniana privilegia la eficacia, pero es un enfoque unidimensional, y realmente ¿es más eficaz? Como sabemos, este concepto es valorativo y la respuesta depende de los fines que persigamos. Si solamente importa el virus, terminaremos por valorar como ejemplar el modelo chino. Por el contrario, si se consideran importantes dimensiones psicologicas, políticas, sociales y economicas, que tambien interactuan con la pandemia, entonces el modelo incrementalista-consensual será más eficaz para la pandemia y en la post pandemia, para aumentar el consenso y la legitimidad de las instituciones.
La celeridad de las decisiones en un contexto de emergencia, implica concentración de los poderes ejecutivos, y puede ser una oportunidad para los abusos de poder en distintas instancias. En particular en los países con cuarentena generalizada y ordenes democráticos mas deficitarios, la presencia de policias y las fuerzas armadas en las calles, el empleo de la coerción física o la humillación pública sobre quienes violan las normas de aislamiento, deterioran derechos civiles y sociales de la población, y disminuyen las calidades democráticas. Las posiciones de gestión incrementalista-consensual, favorecen una gestión democrática de la crisis, creando comités permanentes de emergencia, compuestos por gobierno, partidos de oposición y organizaciones sociales y economicas, que pueden evaluar costos y horizontes de modo complejo.
Los hechos recientes de Hungría, en donde el Parlamento acaba de aprobarque que su premier Viktor Orban, gobierne por decreto, sin control parlamentario, y por tiempo indefinido, con severas condenas a la libertad de prensa, es una prueba palpable del aprovechamiento autoritario de esta crisis.
Los gobiernos democraticos, aun en situaciones de emergencia, deben actuar con responsabilidad y rendir cuentas de sus actos ante los ciudadanos. Del mismo modo, debe cuidarse de modo estricto, que los ciudadanos sean protegidos en sus derechos y en su dignidad, en particular en contextos de emergencia como el presente.
Doctor en ciencia política por la Universidad de Florencia, Italia. Es director de la Revista Eurolatinoamericana en estudios sociales y políticos (RELASP). Trabaja temas de política comparada en América Latina, relacionados con la democracia y la ciudadanía. Ha enseñado e impartido conferencias en universidades de Europa, Estados Unidos y América Latina. Es miembro del Sistema nacional de investigadores, nivel III.