Fue muy emocionante el acto republicano del jueves pasado, cuando Claudia Sheinbaum recibió la constancia que la acredita como Presidenta Electa. Sonó y reverberó en el Tribunal Electoral: “Presidenta”, con una “a”. Con una enorme “a”. Con una “A” que se hizo grandotota. Una “A” poderosamente femenina.

Al menos por seis años, ahí se acababa aquello de “Señor Presidente”.

Qué fuerte: de verdad testimoniamos un hecho histórico. Me pareció que en algunos momentos se le desbordaban las emociones. Nudo en la garganta que le apretujaba la voz. Ojos inundados.

No era para menos, se trataba de la primera vez, en 200 años de la República (vaya país macho), que una mujer era nombrada oficialmente de esa manera: “Presidenta”.

Y con ella, con la Presidenta Electa, quiero soñar que llegan todas las mujeres. Quiero convencerme de que no llega sola, sino que a su lado llegaron todas. Mis tatarabuelas, mis bisabuelas, mis abuelas, mi madre, mis hermanas. Mis nietas. Mi novia. Mis amigas, mis colegas.

Las mamás de las desaparecidas.

Todas las mujeres que lucharon por México, pero también las que siguen batallando hoy, y que han enriquecido esta nación con sus enormes talentos y tremendos sacrificios.

La Presidenta, con una “A” giganta que ha roto el techo político de cristal, tiene por delante una misión inconmensurable: que las mujeres lideren México, y no de forma retórica. Claudia Sheinbaum tiene que ir a la búsqueda de un México con ellas, donde estén ellas en principalísimo lugar. Un México donde la misógina Historia Patria escrita por hombres no las silencie otra vez, no las esconda, nos las margine, no las minimice, no las relegue, no les prohíba la entrada a ninguna ámbito profesional, académico, cultural, y no las haga contrabandistas, como escribió Rosario Castellanos.

En su segundo discurso como Presidenta Electa, Sheinbaum mencionó a Sor Juana Inés de la Cruz, a Leona Vicario, a Josefa Ortiz ‘La Corregidora’ (“perdonen que no diga De Domínguez”, apunto con filo). “Tuvieron que pasar dos siglos. Se dice fácil. Varias generaciones de por medio y 65 presidentes hombres para que hoy podamos decir Presidenta”. Por eso, exigió que se respete la “a” de Presidenta. “Así como decimos jueza, abogada, científica, ingeniera, con “A”, porque como nos han enseñado que lo que se nombra existe, y lo que no, no existe, hoy con mucho orgullo podemos reivindicarlo”.

Sheinbaum, creo, tiene que gobernar con las mujeres y para las mujeres, pero sin exclusiones. Tiene que ser la presidenta de las mamás de las desaparecidas, la presidenta de las mujeres víctimas de la violencia, de las que padecen el machismo en sus múltiples formas de acoso y discriminación. Las chinacas de hoy (chinacas, aquellas mujeres que durante la invasión francesa pelearon en el campo de batalla). La presidenta de los variados feminismos y eso no se soluciona nada más con paridad de género en un gabinete sino con mucha empatía, tolerancia y espíritu incluyente. Eso se cumple con leyes fuertes, funcionarias comprometidas y fiscalías eficaces que sean encabezadas por mujeres que realmente sean sororas y que persigan los delitos sin revictimizar a otras mujeres.

Mónica Soto, presidenta del Tribunal Electoral, quien le entregó la constancia que la hizo Presidenta Electa, destacó que con su llegada al poder se le quitó el velo al patriarcado. Sheinbaum tendrá que demostrárselo a las demás mujeres porque de otra manera pervivirá la casta de los machos, de los racistas, de los clasistas, de los retardatarios. “Llego nutrida de la fuerza que proviene de nuestras ancestras. Con ello me nutro y me comprometo a seguir construyendo igualdad y libertad para todas las mujeres mexicanas, y en especial, para las más vulnerables. Hago el compromiso de no defraudar y poner todo mi empeño, mi conocimiento y hasta la vida misma”, prometió.

Pues eso, nada menos, para que el velo del patriarcado realmente vaya quedando hecho trizas, y que la canallocracia que hoy terquea y la sigue insultando de forma misógina y escatológica en columnas, artículos y cartones se haga cada día más nimia.

TRASFONDO

De rudos malsines,

falsos paladines,

y espíritus finos y blandos y ruines,

del hampa que sacia

su canallocracia

con burlar la gloria, la vida, el honor,

del puñal con gracia,

¡líbranos, señor!

Fragmento de Letanía de nuestro Señor Don Quijote, de Rubén Darío.

AL FONDO

Sobre la violencia delictiva, Sheinbaum dijo esto:

“Me comprometí durante el proceso electoral a seguir construyendo la paz, atendiendo las causas y abatiendo la impunidad y el pueblo lo aprobó con su voto. Lo haremos (combatir la inseguridad) con estrategia, no regresará la guerra contra el narco, seguiremos construyendo paz con justicia”.

Desgraciadamente la hidra del crimen organizado tiene otros datos e interminables recursos. Los capos y su sicariato no dejarán de pelearse los múltiples mercados delictivos que poseen, pero si Sheinbaum se traza una sola meta, que es la de erradicar o minimizar la extorsión y el cobro de piso, la de cero impunidad en este delito que cada vez desangra a más y más mexicanas y mexicanos en tantas comunidades de todo el país, habrá hecho un gran servicio a la república. Ahí sí, con tecnología policial y bancaria, se puede lograr.

Si no lo hace, su sexenio será el de la consolidación y masificación incontenible de las extorsiones.

Veremos.

Twitter: @jpbecerraacosta

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