La misma argumentación. Idéntica. Son gemelos políticos del PRI porque usan los mismos argumentos legaloides que utilizaba la dictadura priista para dotarse de representaciones desmesuradas y excesivas en el Congreso. Sí. Exactamente las mismas frases retóricas son esgrimidas hoy por quienes combatían aquellos abusos del priismo. Es una incongruencia histórica. Lucharon durante décadas para detener aquellos desplantes de poder, aquellos terribles manotazos, y ahora no sólo emulan tales insolencias sino que las superan: peores prácticas autoritarias, peores decisiones regresivas, peores prácticas amenazantes, y peor espíritu antidemocrático. Peores porque se disfrazan de demócratas respetuosos de la ley y la Constitución.

Farsantes, les espetarían los bolcheviques en la Rusia zarista.

Sin demócratas en el poder (en el Ejecutivo, en el Legislativo, en el partido de Estado y en buena parte del INE), se ha consumado el peor golpe electoral que haya vivido México en este siglo. Es un robo descarado. Lo que las fuerzas oficialistas no ganaron en las urnas lo han arrebatan en una herradura que se ha convertido en la mesa de la ignominia, el salón del Consejo General del INE donde, por siete votos contra cuatro, se ha dotado a la coalición oficialista de una mayoría indebida, políticamente indecente, para decirlo en buen chilango.

Es el antepenúltimo coletazo del lopezobradorismo, sí, pero también, y hay que decirlo, es la primera gran decepción política que genera la futura presidenta mexicana, quien pudo haber evitado este desplante de tintes retardatarios. Si las ciudadanas y los ciudadanos hubieran querido que su coalición tuviera mayoría constitucional en la Cámara de Diputados, así lo hubieran expresado en las votaciones. Eso no sucedió, los mexicanos votamos diferenciado justamente para contener tentaciones avasallantes.

Aquí, en EL UNIVERSAL, preguntaba yo el pasado 10 de agosto, hace 14 días:

“¿Padeceremos una presidenta abusiva que pretenda contar con el 74% de los espacios en el Congreso habiendo conseguido nada más el 54.74% de los votos para la Cámara de Diputados y el 55.17 % para el Senado? ¿O tendremos una presidenta democrática, que se circunscriba sin matices no sólo a la letra establecida en la Constitución sino al espíritu de ese constituyente que consagró con firmeza en la Carta Magna aquello por lo que su movimiento luchó durante años, es decir, un dique para contener las irrefrenables tentaciones de concentración de poder?”.

Creo que este viernes ya obtuvimos una respuesta.   
  El artículo 54 constitucional establece, en su fracción IV, que "ningún partido político podrá contar con más de 300 diputados por ambos principios", el de mayoría relativa y el de representación proporcional. Además, en la fracción V, añade: "En ningún caso, un partido político podrá contar con un número de diputados por ambos principios que representen un porcentaje del total de la Cámara que exceda en ocho puntos a su porcentaje de votación nacional emitida".

Morena, PT y Verde son una coalición gobernante que funge como un solo partido indivisible. El INE los cuatro consejeros electorales han estudiado la evolución democrática mexicana y saben perfectamente que el espíritu del constituyente tenía dos intenciones: la primera, evitar que un partido aplastara a los demás, y al mismo tiempo, garantizar la representación de las minorías opositoras. El PT y Verde no son minorías opositoras y quererlos hacer pasar como tales es, por lo menos, una deshonestidad intelectual.

La Presidenta Electa, la misma que tanto batalló desde joven por la democracia, como dije hace catorce días, debió ver que es moralmente indebido tener el 74% de los espacios cuando sólo debe tener un máximo de 63%. Subrayo: las mexicanas y mexicanos le dieron una amplísima mayoría democrática de 63%, máximo, no una destructiva y antidemocrática aplanadora de 74%. Las fuerzas de Claudia Sheinbaum deben tener un máximo de 317 curules, en lugar de 364.

A ver qué dice el Tribunal Electoral, pero por lo pronto, que poco democráticos se vieron quienes siempre enarbolaron a la democracia como bandera de lucha y estos días se comportaron como sedientos dictadores.

TRASFONDO

Le voy a ilustrar, con datos duros, el mazazo asestado en la herradura del INE. 
   Tomemos, primero, los casos de Movimiento Ciudadano y esa franquicia política que cada sexenio se ofrece al mejor postor y que es conocida como el Verde (una elección presidencial era aliado del PAN, otra del PRI, y luego lo fue de Morena; pura congruencia):

-El partido de Dante Delgado (MC) obtuvo el 10.92 % de la votación, gracias a los 6 millones 497 mil 404 electores que, no tengo idea porqué, votaron por él, y con ello tuvo el cuarto lugar en las urnas, por detrás de Morena, el PAN y el PRI. El INE le asignó en total 27 diputados.

-El Verde consiguió 8.39 % de la votación, gracias a -tampoco sé por qué- 4 millones 993 mil 988 mexicanos que sufragaron por sus siglas. El INE, con 1.5 millones de votos menos que MC, le concedió… ¡77 diputados! Eso es… 2.8 veces más de curules. Y no sólo eso, lo convirtió, con un algoritmo de resabios priistas… ¡en la segunda fuerza política del país!

La segunda fuerza política, por encima del PAN, que consiguió el 16.89 % de la votación (segundo sitio), es decir, el doble que el Verde, gracias a sus 10 millones 49 mil 375 votos, más del doble que el Verde, y que sólo consiguió 72 espacios en la Cámara. Y también, cómo no, una sopa de su propio chocolate al priismo, el Verde fue ubicado indebidamente por encima de lo que queda del PRI, que tuvo 6 millones 623 mil 796 votos, lo que representó el 11.13% (tercer sitio), es decir, 1.6 millones más que el Verde, casi tres puntos porcentuales más (2.91), pero sólo 35 escaños.

Y por si no fuera una barbaridad todo lo anterior, el Partido del Trabajo, que sólo tuvo el 5.47% de la votación, con 3 millones 254 mil 718 sufragios, es decir, el sexto y penúltimo lugar, fue agasajado con 51 curules y… mágicamente quedó por encima de MC y el PRI para ocupar un ilegítimo cuarto lugar.

¿En qué mundo pitagórico un partidito satélite del partido en el poder es relegado al quinto lugar de la votación por los votantes -por la soberanía popular, dirían los doctos- y unos señores afines al oficialismo lo depositan en el segundo lugar? ¿Y cómo es que otro alfeñique electoral oficialista pasa del sexto al cuarto sitio en un chasquido autoritario, todo para beneficiar al partido en el poder con una representación excesiva?

Dígame, lectora-lector, ¿los cuatro consejeros del INE que avalaron todo lo anterior respetaron la voluntad popular expresada en las urnas? 
   No. Revivieron aquel Instituto Federal Electoral que era controlado por el priismo en el siglo pasado.

Vaya vergüenza histórica cargarán de aquí en adelante, así repitan una y otra vez, como hacían los priistas, que se apegaron a la letra de la Constitución.

BAJO FONDO

El representante Morena ante el INE, Sergio Gutiérrez Luna, amenazó al consejero electoral Martín Faz Mora, cuando éste anunció que votaría en contra del proyecto que le dio una mayoría constitucional (indebida) a Morena en la Cámara de Diputados. Amagó con que tal voto podría merecerle un juicio político.

Les digo, se inspiran en las cloacas de aquel PRI de Bucareli (aaah, los años dorados del salinismo) desde donde salían las amenazas contra los opositores políticos.

AL FONDO

No, los consejeros del INE que repartieron curules para favorecer al oficialismo no son sepultureros de la democracia, eso es otro exceso, pero sí son alquimistas electorales inspirados en las trapacerías del priismo del siglo veinte: sus operaciones matemáticas no sólo emulan el embarazo de urnas, el ratón loco, las casillas zapato y todas esas tropelías que padecimos durante décadas del México mágico tricolor, sino que nos transportan a tiempos oscuros que creíamos enterrados.

Twitter: @jpbecerraacosta

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