La vacunación anti SARS-Cov-2 en todo México será el acto de gobierno más complicado y complejo que enfrentará la actual administración, y por ello no es apto para improvisados, protagónicos, o precoces (Marcelo Ebrard, que suele ser muy eficiente, se precipitó al decir, hace tres semanas, “misión cumplida”, cuando nadie había sido vacunado). Quien medre con esto y lo empantane, o lo inocule de toxicidad, a causa de un viaje de ego político, o de un cálculo electoral, podría provocar la peor catástrofe del sexenio: un estrepitoso fracaso que cueste miles de vidas. Vacunar a no menos de 90 millones de ciudadanos será una proeza y eso requiere visión de Estado, aplomo y honestidad.
¿Podrá lograr el gobierno de Andrés Manuel López Obrador esa hazaña? ¿Están planeando adecuadamente la campaña de vacunación el doctor Hugo López-Gatell, el IMSS, las Fuerzas Armadas y demás instituciones? ¿Quién, quiénes en concreto han sido y son los responsables de la vacunación, de diseñar y orquestar esta misión monumental? ¿A quiénes le vamos a pedir cuentas cada mes? ¿Quién se va a hacer responsable?
Ya vimos que esta semana hubo pequeños brotes de desorden, de confusión y protestas, y apenas se trataba de unas cuantos cientos de vacunas. ¿Qué va a ocurrir cuando lleguen cientos de miles hasta ser millones? ¿Quién decide cuándo, dónde y quiénes se vacunan? ¿O todo está siendo al chilazo, como dicen algunos amigos en Guerrero al referirse a situaciones de improvisación y pereza estratégica?
Imagine usted que ya estamos en febrero (solo faltan cuatro semanas): imagine que toca vacunar a las personas de sesenta años y más. Muy bien. ¿Quiénes van primero? ¿Todos los de 60, 70, 80 y 90 años juntos? ¿Qué se dejen ir todos al chilazo a hacer colas interminables donde sea y durante los días que sea en todos los estados, en varias ciudades de cada entidad? ¿Que regresen todos los días hasta que les toque? ¿Vamos a grabar en los medios un infame caos?
¿O van a citar primero a los de 90 años, tales días, en tales lugares, primero a los que tienen apellidos de la A a la J, y así sucesivamente? O será como se vaya dando la cosa, bien a la mexicana, como vayan llegando los abuelos. Piense usted en miles de ancianos confundidos, horas y horas bajo el sol y a merced del frío, sin sana distancia por las aglomeraciones, y así día tras día.
¿Alguien se está ocupando para evitar que ocurre a eso? Ojalá, y también para neutralizar tramposos y corruptos, gandallas que se metan en la cola, como ya vimos que ocurrió esta semana. Ojalá todo sea minuciosamente planeado: quedan pocas horas, si las vacunas llegan en los tiempos previstos.
A diferencia de las redes sociales, donde ya festinan un gran fracaso de la 4T, quiero confiar en que el gobierno federal lo hará bien esta vez, incluso muy bien. Imposible no es, pero se requiere de liderazgos ordenados. Hagamos un ejercicio de tiempos y espacios con 90 millones de personas vacunadas:
1.- Para poner 90 millones de vacunas en un año, se requiere poner 246 mil 575 vacunas por día. 2.- Para que sea factible, se requiere que sean puestas simultáneamente en los 32 estados. 3.- Eso implicaría poner 7 mil 705 vacunas por día en cada entidad. 4.- Ponerlas en al menos las tres ciudades más grandes, implicaría 2 mil 568 vacunas por ciudad cada día. 5.- Se requerirían dos lugares por ciudad para ponerlas, mil 284 personas por sitio cada día. 6.- En jornadas de doce horas, serían 107 vacunas por hora. 7.- Un par de vacunas por minuto (1.78 por minuto), una vacuna cada 30 segundos, para lo cual se requerirían enfermeros y médicos en turnos de no más de tres horas. 8.- El día que toque la segunda vacuna (hay vacunas de una sola dosis, como la china de Cansino) tendría que haber doble personal en cada sitio.
Suena factible, si hay orden y mando. Con la gran cantidad de muertos que todavía habrá en este primer semestre, ojalá todo vaya muy bien y que poco a poco todos tengamos un gran año lleno salud y esperanza, para recuperar el gozo en gerundio: eso de que hay que estar disfrutando cada momento…