Por Juan Manuel Portilla Gómez y José Arturo Salcedo Mena
El fallecimiento de Fethullah Gülen el pasado domingo marca el cierre de una era para muchos en Turquía y en más cien países donde tuvo presencia. Nacido en 1941 en Erzurum, Gülen se convirtió en un prominente líder espiritual, educador y defensor del diálogo interconfesional. Su vida estuvo marcada por un compromiso inquebrantable con la educación y la promoción de valores como la tolerancia y la paz, que resonaron en diversas comunidades alrededor del mundo.
Gülen fue un pionero en la educación moderna en Turquía, fundando numerosas escuelas que integraban principios académicos con valores éticos y espirituales. Su enfoque educativo no solo se limitó a las aulas, también se extendió a comunidades marginadas, donde él y sus seguidores impartieron sus enseñanzas en mezquitas, cafés y espacios públicos. Él aseguraba que “el camino hacia la justicia para todos depende de proporcionar una adecuada educación universal”. Este esfuerzo por democratizar el acceso al conocimiento lo convirtió en un referente.
Uno de los legados más significativos de Gülen es su visión de un mundo donde el diálogo y la cooperación entre diferentes culturas y religiones son fundamentales para la paz global. Su insistencia en que “el diálogo es indispensable” refleja su creencia de que las diferencias pueden ser puentes hacia una mayor comprensión. A lo largo de su vida, promovió encuentros interreligiosos, incluyendo diálogos con líderes cristianos y judíos, buscando siempre construir lazos donde otros veían muros.
Conocida como Hizmet, servicio en turco, esta red global de instituciones inspirada por sus enseñanzas ha tenido un impacto significativo en diversos países, y en México ha jugado un papel importante en la promoción de la paz, la educación y el diálogo intercultural. Esta visión ha permitido fomentar conexiones entre culturas y creencias, y promueve un entendimiento mutuo que es vital en una sociedad más plural y diversa.
Entre 2018 y 2019, un grupo de académicos mexicanos, entre los que se encuentran los autores de este texto, tuvo el privilegio de visitar a Gülen en su casa en Pensilvania. Fue un encuentro marcado por una profunda sensación de fraternidad y gratitud. Al encontrarlo en su recibidor, la serenidad de su presencia los cautivó; uno de los mensajes que les trasmitió fue que el verdadero florecimiento del ser humano proviene de una educación que, enraizada en la virtud, convierte el saber en luz compartida y la diversidad en un jardín donde cada diferencia revela la infinita sabiduría del Creador. La calidez y sencillez con las que los recibió fue un recordatorio de mantener siempre una extraordinaria humanidad, sin importar la influencia que se tenga.
En México, lamentamos profundamente su fallecimiento, que marca la trascendencia de un pensador y guía cuya influencia seguirá resonando en la “generación de oro”, es decir las personas que fueron influidas por las enseñanzas de Gülen y que desempeñan un papel decisivo en la expansión de sus ideas). En la historia de Turquía y más allá, su figura es tanto un catalizador de cambio como una voz de reconciliación en tiempos de polarización.
Fethullah Gülen será recordado como un intelectual comprometido con la paz mundial y un ferviente defensor del diálogo entre culturas. Su vida nos recuerda que a través del diálogo y el entendimiento podemos construir una nueva era más justa, más respetuosa y más armoniosa. Aunque su partida deja una profunda tristeza entre sus seguidores y admiradores, su visión sigue viva en aquellos que creen en un futuro donde el respeto por las diferencias sea la norma y no la excepción.
En estos tiempos convulsos de guerra y violencia de distintos sesgos, las enseñanzas de este gran líder universal deberían servir de marco facilitador para la paz y armonía entre las naciones. Que su legado transformador continúe reproduciéndose y ofreciendo grandes frutos por los que luchó toda su vida: la educación, el diálogo y la paz. Fethullah Gúlen, turco de origen pero ciudadano del mundo, a él rindamos tributo reconociendo sus aportaciones a la humanidad y transmitiendo sus valores.