El pasado 8 de agosto estalló un nuevo conflicto derivado de los ataques de Hamas a territorio israelí. Esto ha puesto a toda la región en el escrutinio del mundo entero y, si bien el conflicto bélico es lo más importante, nos da pie a analizar diversos factores que caracterizan a la zona. Yo me centraré en lo que respecta al agua.
Israel y Palestina tienen características climatológicas similares, con una precipitación media por debajo de los 100 milímetros cúbicos (mm3) en la zona del desierto, y en las regiones donde más llueve llega hasta los 700 mm3, sin embargo, cada bando ha gestionado de manera diferente el agua, con resultados dispares.
Por un lado, Israel es conocido por su innovadora y eficiente gestión del agua, que le ha permitido superar la escasez y convertirse en un líder tecnológico para su aprovechamiento. Algunos puntos clave han sido los siguientes:
Por otro lado, el agua en Palestina es un tema complejo y delicado debido a la situación política y los desafíos que enfrenta la región.
En resumen, Israel gracias a una mejora de la gestión del agua, no sólo ha logrado reducir su escasez, sino aprovechar y cuidar el recurso existente. Por el contrario, el desorden social y político en Palestina ha afectado la gestión del agua, por lo que su escasez es evidente en todos los ámbitos.
En este tema México parece más cercano a Palestina que a Israel. Si bien la precipitación media en nuestro país es de 250 mm3, y en las zonas con más lluvia supera los 2,000 mm3 anuales (más del doble que en la región más lluviosa de Israel y Palestina), la escasez del agua cada vez es mayor, se invierte poco en infraestructura y no hay un plan nacional de tecnificación del campo.
No hay excusa, tenemos que cambiar nuestro enfoque y mejorar el uso que le damos al agua. Debemos tomar el ejemplo de Israel en este rubro, pues seguir por el camino que llevamos hasta ahora puede ser la diferencia entre la vida y la muerte.
Presidente de la Asociación Mexicana para la correcta Hidratación, AC (Agua en México)