Los que crecimos en las décadas de los 80s y/o 90s recordamos muy bien una serie de comerciales televisivos en los cuales aparecía una empleada doméstica en actividades cotidianas que requerían del uso del agua, como lavar los trastes o barrer la banqueta. De pronto aparecía a cuadro de manera sorpresiva un niño: ¡Amanda!, gritaba, para luego decir la frase que los de mi generación tenemos muy presente “ciérrale, te la estás acabado”.
Años más tarde, apareció otra campaña televisiva con la frase “gota a gota el agua se agota”, en esta ocasión acompañada de una canción que muchos todavía recordamos: “si es mucha o es poca la debemos ahorrar”, sentenciaba la melodía.
Ambas campañas coincidieron con constantes cortes de agua en el entonces Distrito Federal y varias zonas conurbadas del Estado de México. Dichos cortes se debían, en gran medida, a importantes obras que se realizaron entre 1983 y 1992 en el Sistema Cutzamala, como la construcción de la Planta Potabilizadora Berros y su conexión con el Sistema de Valle de Bravo.
Desde aquél entonces, debido a la constante inmigración en la zona y su consecuente incremento exponencial en la densidad poblacional del Valle de México, ya se vaticinaba un problema en el suministro de agua potable. Sin embargo, para la gran mayoría de mi generación, un futuro sin agua potable se veía remoto.
Pues finalmente, ese futuro nos está llegando. Este año marcó un hito en el acceso al agua potable en la zona metropolitana de la Ciudad de Monterrey y aquellos estribillos y frases que tanto nos repitieron en la infancia, empezaron a cobrar sentido.
Paradójicamente, mientras el riesgo de quedarnos sin agua aumenta, las campañas gubernamentales de concientización en el uso del agua perdieron el impacto y la eficacia que tuvieron hace 40 años.
Me atrevo a decir que ahora se requiere crear conciencia no sólo del cuidado del agua sino de la importancia de pagarla a su precio justo ante la complejidad de traerla hasta nuestros grifos.
Actualmente prolifera la cultura de exigir derechos sin que vayan acompañados de obligaciones. Es bastante común en redes sociales encontrar quejas y exigencias afirmando que el agua es un derecho humano y, por lo tanto, debe ser gratuita. Lo que no se comprende es que lo que se cobra no es tanto el líquido sino la extracción, conducción, almacenamiento, potabilización y distribución del agua, así como el mantenimiento de toda esa infraestructura.
Volviendo al tema del Sistema Cutzamala, actualmente aporta entre el 25 y 30% del agua que consumimos en la Ciudad de México. Este Sistema bombea, en promedio, 16 metros cúbicos de agua por segundo. Para dimensionarlo, imaginen 960 tinacos de 1,000 litros de agua pasando ante nosotros cada minuto.
Si bien es increíble la cantidad de agua que pueden impulsar las plantas de bombeo que actualmente conforman el Sistema, la Conagua tiene previsto que para el año 2030 tendremos que encontrar en otro lado el 27% del abasto actual que requiere la Ciudad. Es decir, tenemos solo 7 años para construir otro Sistema Cutzamala.
Hoy por hoy no parece ser una prioridad gubernamental. Tenemos el tiempo encima y construir algo así requiere de muchísimos recursos materiales, humanos y monetarios. La pregunta más importante ante este problema es ¿nos alcanzará el tiempo para evitar la tragedia?, o será más bien, ¿gota a gota el agua se nos agotó?
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Presidente de la Asociación Mexicana para la Correcta Hidratación AC, Agua en México.