El pasado 8 de febrero el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), presentó su estudio “Agua en México, ¿escasez o mala gestión?”. Este trabajo evidencia la reducción de agua disponible para cada persona del país. Si bien hace 60 años el volumen promedio per cápita era de 10 mil metros cúbicos, para 2020 sólo alcanzamos 3.2 mil metros cúbicos por habitante, lo que representa una reducción del 68% del agua disponible por mexicano. Un dato alarmante.

Otro punto valorativo, por demás interesante, que aborda dicho estudio son los estragos que el calentamiento global ha tenido en las precipitaciones anuales y en el aumento de fenómenos meteorológicos como las sequías en el norte y las lluvias más intensas en el sur.

Asimismo, como ya lo he mencionado en pasadas entregas, IMCO expone la falta de una buena gestión. Lamentablemente no contamos con la conciencia de la calidad del agua que consumimos; del efecto que tienen las descargas de aguas residuales sin tratamiento a nuestros mares y ríos; del rezago que tenemos en el marco normativo en torno a la explotación y gestión del agua, y por el cual no se descargan las responsabilidades en quien genera los problemas hídricos, entre otros temas.

Es evidente la falta de planeación a largo plazo, así como la búsqueda de recursos y acuerdos nacionales e internacionales que generen desarrollo y mejora continua del sector hídrico. Por ello, estamos obligados a hacer frente a las condiciones que se nos presentan de forma reactiva y no preventiva, lo que termina por acentuar el rezago que padecemos actualmente.

Esa misma forma de actuar sin análisis lleva a muchas familias a seguir consumiendo agua de los negocios de rellenadoras que continúan vendiendo agua de mala calidad, sin contribuir con impuestos y generando un desequilibrio al abastecerse de las mismas fuentes locales.

Volviendo al estudio del IMCO, éste propone las siguientes acciones para revertir dicha tendencia:

Evaluar y actualizar la delimitación de los acuíferos en que se encuentra dividido el país con criterios geofísicos en vez de geopolíticos.

Actualización de los reglamentos municipales para un mejor cumplimiento de sus atribuciones.

Mejorar el monitoreo del uso del agua, principalmente para el sector ganadero y agrícola.

Desarrollo e implementación de proyectos dentro del sector ganadero.

Planificar de forma más eficiente la gestión de los recursos hídricos.

Actualizar el marco regulatorio de los “Programas de Medidas Preventivas y de Mitigación a la Sequía” por cada Consejo de Cuenca.

Fortalecimiento del componente de adaptación al cambio climático en materia de agua, de acuerdo con las problemáticas por región del país.

Invertir en modernización y conservación de infraestructura.

Todas estas estas acciones requieren de recursos y voluntades que a la vista se están perdiendo, además, la reducción de recursos en la Comisión Nacional del Agua los últimos años ha sido una constante, y no se vislumbra un esfuerzo coordinado para revertir y mejorar esta tendencia.

La escasez de agua se irá acentuando en México y con la gestión actual del preciado líquido no podremos hacerle frente a lo que viene. El panorama económico mundial está cambiando. Hay un ajuste en los mercados y en la manera en que el mundo trabaja va a cambiar, pero sin agua pocas oportunidades podremos aprovechar para seguir siendo competitivos. Sin duda, tenemos que realizar cambios importantes que nos ayuden a darle a nuestros hijos el México que queremos.

Presidente de la Asociación Mexicana para la Correcta Hidratación, AC , Agua en México. 

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