En la mira están América y Cruz Azul, que hoy por la noche juegan el famoso clásico joven, un partido que se ha convertido en una tradición para las dos aficiones, y si bien las Águilas no tienen buenos números frente a los celestes, esta es una muy buena oportunidad para humillarlos y quizá ponerle fin a la era del uruguayo Diego Aguirre.
Las Águilas llegan en plenitud a este partido, buscarán su cuarta victoria consecutiva, después de un muy mal inicio de torneo que los tenía en la parte baja de la tabla general, con un Tano Ortiz presionado porque los resultados no llegaban en la Liga por las rotaciones que tenía que hacer por el famoso tour águila, lo que claramente provocó un desgaste en la plantilla.
Pero a raíz del juego que le gana al Juárez, el equipo tomó confianza, fue a CU y humilló a Pumas, después le pasó por encima a Pachuca, uno de los mejores equipos del torneo. Ahora recibe a Cruz Azul, que vive un mal momento. La salida de Santiago Giménez fue un duro golpe, Jaime Ordiales se fue a la FMF y el paquete se lo dejaron a Carlos López, quien fungía como auxiliar técnico de Aguirre y que ahora será su jefe, al tomar el cargo de director general deportivo.
Cruz Azul regresó a las viejas costumbres: fichajes que llegan a mitad de torneo, jugadores que no dan el ancho en la cancha y un entrenador que claramente desconoce el futbol mexicano. Diego Aguirre ha quedado retratado desde que llegó al futbol mexicano, en el que no es fácil dirigir, así que sorprende que un tipo como Jaime Ordiales hiciera esta elección. Los celestes pueden ser goleados por América esta noche y lo de Aguirre sería insostenible, además de que no podrá estar en el banquillo por los partidos de suspensión que pesan sobre él.
Finalmente, el América despertó, Ortiz encontró su once ideal; tiene a Henry como líder de goleo, a Cabecita y Valdés en buen momento, Fidalgo nunca falla, pero el que más llama la atención es Alejandro Zendejas, un chico que ha revolucionado la banda derecha, y que incluso ante la lesión del Tecatito podría convertirse en una opción para el Tata Martino, como un revulsivo que pueda aportar cuando las cosas no vayan bien en Qatar.