En América Latina, especialmente en México, el mercado de compra y venta de vivienda usada sigue operando con prácticas tradicionales y obsoletas que generan ineficiencias y falta de transparencia. Una de las principales barreras para modernizar este mercado es la escasa digitalización, que ocasiona altos costos y riesgos para aquellas familias que buscan tomar decisiones informadas sobre su principal activo de ahorro: su hogar.
La digitalización ofrece un potencial enorme para transformar este mercado, proporcionando a las familias acceso a información confiable y actualizada sobre las viviendas, y reduciendo la complejidad y opacidad de los trámites. Esto no solo fomenta decisiones económicas más informadas, sino que también desbloquea la liquidez necesaria para dinamizar el mercado, especialmente en el ámbito de la vivienda usada. Prácticamente 6 de cada 10 viviendas en México son propias y se encuentran totalmente pagadas, por lo que incrementar –aunque solo sea un poco– estos "ahorros inmovilizados", contribuiría al dinamismo económico de las ciudades y al crecimiento del sector inmobiliario en su conjunto.
Un sistema inmobiliario más transparente y digitalizado también puede reducir considerablemente la corrupción y los fraudes inmobiliarios, problemas crecientes en México. Según la Asociación Mexicana de Profesionales Inmobiliarios (AMPI), se pierden cerca de 600 millones de pesos anuales debido a actividades ilícitas en la industria. Una mayor claridad en la información disminuye la necesidad de intermediarios, limitando las oportunidades para la corrupción y mejorando la integridad del mercado.
Además, la digitalización también puede tener efectos positivos en el entorno urbano. Al simplificar los trámites y reducir la burocracia asociada con la compra y venta de viviendas usadas, se reinvierten recursos en activos existentes y se fomenta el desarrollo urbano sostenible y la revitalización de áreas subutilizadas. La mayor transparencia y eficiencia en el mercado inmobiliario también pueden atraer inversiones, estimular la construcción y mejorar la calidad de vida en las ciudades.
Es crucial que las políticas públicas promuevan la modernización y simplificación de las transacciones en vivienda a través de la digitalización de registros catastrales y procesos administrativos, incentivos para la compra de vivienda usada y que se fomente la innovación de nuevos modelos de compra y venta de vivienda. Estas medidas deben asegurar que la información sobre el estado y valor de las propiedades sea accesible y fácil de entender para el público general, permitiendo así una mayor transparencia y eficiencia.
Para habilitar esta transformación, es esencial que todos los actores relevantes, desde gobiernos hasta empresas tecnológicas y comunidades, colaboren en poner en marcha soluciones digitales que empoderen a los ciudadanos, dinamicen el mercado inmobiliario y reduzcan los riesgos asociados a fraudes y corrupción. La digitalización del mercado de vivienda usada no solo puede mejorar la transparencia y eficiencia del sector, sino que también traza el camino hacia un futuro más equitativo y próspero para las familias en México.
Director de Asuntos Corporativos y Política Pública de Tuhabi