Solo ha pasado un mes desde el triunfo de Morena y Claudia Sheinbaum, aunque la ráfaga de declaraciones y posicionamientos respecto al proyecto que representan y las acciones y reformas que van a emprender una vez relevando el poder, nos han dejado la sensación de haber iniciado, ya, el segundo mandato del morenato.

Una vez esclarecido el panorama que nos depara el inicio del próximo sexenio, sabemos que Morena no obtuvo, aunque casi, la mayoría calificada en el Congreso, así como sabemos que el Partido Verde será el aliado más fuerte de Morena; que Movimiento Ciudadano estará reducido en número de legisladores; que el PRI atraviesa una crisis casi irreversible; que la agonía del PRD es la antesala a su desaparición; y que Acción Nacional ocupará, nuevamente, el primer lugar entre la oposición.

Los ciudadanos decepcionados de este régimen, entregaron las llaves de la esperanza a un panismo que reconocen como una ventana para oxigenar una habitación, llamada México, intoxicada con gas, a la que solo falta prenderle fuego para detonarla.

Ahora, Acción Nacional debe atravesar por una reflexión operante, capaz de ir más allá de los grupos en WhatsApp donde se debaten ideas casi a discreción para empezar a debatir en los espacios partidistas hasta encontrar una ruta que nos conduzca al triunfo futuro.

Uno de esos espacios fue la sesión del Consejo Nacional donde ya inició esa conversación, el siguiente es la elección interna para elegir al próximo presidente nacional, y es ahí donde deben discutirse, en serio, la reinvención del blanquiazul, ahí se debe volver a amasar el PAN; por eso, de cara a esta renovación institucional, comparto algunas ideas para hacerlo.

Girar el timón con brusquedad es urgente, la creación de un Plan Nacional de Gobierno alterno al que plantea Morena es indispensable, el pueblo debe saber cuál es la visión del primer partido de oposición, cuál es el diferenciador. Este debe ser desarrollado a partir de la doctrina panista, recogiendo las voces de militantes y ciudadanos, involucrar a la ciudadanía desde ahora para enarbolar las causas comunes, y fundamentalmente evitar extraviarse en las coordenadas ubicadas a la izquierda, en donde ya se encuentran embarcadas otras fuerzas políticas.

Ese Plan Nacional de Gobierno debe llevarse al Congreso, ser propuesto y defendido por los legisladores federales, qué pensamos en materia de seguridad, economía o bienestar es importante para los ciudadanos, darles la opción de contrastar visiones de gobierno, con seriedad y siempre con datos. Puede ser una vía de convencimiento.

Morena ha encontrado en los medios de comunicación un carril unilateral para expresar sus ideas, el panismo no debe quedarse atrás, los comunicadores y propagandistas del régimen no pueden dar monólogos, se les debe obligar a debatir, por eso es importante fortalecer vocerías y confrontar la maquinaría comunicativa del gobierno a través de las grandes virtudes del panista: la capacidad de debatir y ganar esos debates, pero ahora con una estrategia uniforme que concentre el mismo contenido en los discursos de los legisladores federales, locales, regidores, alcaldes, gobernadores y dirigentes partidistas, y que por consecuencia, este sea replicado con más fuerza.

En ese mismo sentido, exaltar los buenos gobiernos de Acción Nacional es fundamental para ganar la conversación pública. Hermosillo y su gran número de patrullas; Querétaro y el avance económico; Yucatán y su calidad de vida, son solo algunos ejemplos de que existe un producto fiable para el ciudadano, pero que quizá no lo conoce todavía.

Veo con ánimo a una generación de panistas probados electoralmente que se deja acompañar por la experiencia para darle un nuevo respiro al tradicional partido azul, la vida democrática de México exige eso y más a la oposición, aquí inicia el 2027.

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