El día mundial de los océanos es una oportunidad para reflexionar sobre la importancia del mar para el desarrollo económico sostenido, ambientalmente amigable y socialmente incluyente. La superficie de nuestro país es de poco más de 5 millones de kilómetros cuadrados, de los cuales más del sesenta por ciento son mar; ahí se concentran recursos con un enorme potencial para generar bienes y servicios que contribuyan al bienestar de los habitantes de las zonas costeras y los del resto del país.

En los mares se realizan actividades económicas importantes como el transporte, turismo, minería o pesca. En México el turismo y la actividades petroleras se realizan principalmente en mares y costas, y en conjunto aportan 19% de del PIB. La pesca empleó a más de 300 mil personas y sus productos forman parte esencial de la dieta de las comunidades costeras. De acuerdo con el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) el valor económico de los mares del mundo asciende a 24 billones de dólares incluyendo productividad directa y servicios ambientales como la captura de carbono.

La pandemia de COVID-19 ha golpeado fuertemente a la actividad económica de las costas y a la salud de sus habitantes. En el caso del sector pesquero artesanal se han reportado caída en los precios de productos de importación como langosta y callo de hacha; así como una contracción de la demanda local. Si bien las comunidades costeras aisladas pueden cerrar caminos y evitar contagios, también son las más vulnerables en caso de infección, por la lejanía de la infraestructura hospitalaria.

Para hacer frente a esta situación, hay una agenda de corto plazo, que tiene que ver con el control de la pandemia y el trayecto hacia la nueva normalidad; y una de mediano y largo que se refiere a la reactivación económica que logre un crecimiento sostenido e incluyente. En lo que a la primera se refiere, es necesario realizar acciones que mantengan la economía, que se realicen con medidas de seguridad y que contribuyan a la sostenibilidad de las comunidades costeras. Entre estas actividades está la limpieza de sistemas lagunares, el monitoreo biológico de especies, o la limpieza de especies invasoras.

En lo que al largo plazo se refiere es necesario crear condiciones para que haya comunidades costeras incluyentes, con permeabilidad social, capacitación que incremente la productividad y facilite la movilidad y en la que se definan derechos de uso claros, definidos y transferibles. Comunidades resilientes que sean capaces de soportar alteraciones en el clima, modificaciones en la conducta de las especies pesqueras y cambios en los mercados que las afectan. De acuerdo con un reporte realizado por Comunidad y Biodiversidad AC, las comunidades costeras más diversificadas han mostrado mayor resiliencia ante la contingencia sanitaria; y las organizaciones pesqueras mejor organizadas fueron las que respondieron mejor aumentando los créditos y ayudas a sus agremiados y encontrando alternativas en el mercado nacional para los productos pesqueros.

Tras esta crisis, es necesario reflexionar sobre la importancia de promover la inclusión, la movilidad social, la igualdad de género y el acceso a oportunidades como piezas clave para que las comunidades costeras tengan un desarrollo sólido y sostenible.

Para ello el gobierno debe redoblar esfuerzos hacia el empoderamiento de la mujer, aumentar el gasto en educación y capacitación, invertir en programas sociales dirigidos a los grupos más vulnerables, asegurar la transparencia en la asignación de los derechos de uso, vigilar su correcta aplicación y promover organizaciones pesqueras democráticas e incluyentes. Con eso no solo mejoraría el manejo de los recursos costeros y marinos, sino también la resistencia de las comunidades costeras ante eventos como el cambio climático, enfermedades o alteraciones en los acervos pesqueros. Aún estamos a tiempo de corregir el rumbo para que el gobierno de la 4T redirija recursos a la educación, la vigilancia en el mar y el apoyo a los grupos vulnerables con reglas de asignación claras y transparencia en su aplicación.

Juan Carlos Belausteguigoitia es Director del Centro de Energía y Recursos Naturales y Profesor Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM)
Enrique Sanjurjo es economista ambiental que se encontró con el mar. Actualmente es Subdirector de Océanos de WWF-México.

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