Pinocho, de Guillermo del Toro , no es una adaptación más de la historia escrita en 1883 por Carlo Collodi, usa elementos que otras adaptaciones no tomaron en cuenta, como los conejos –que marcan el tiempo al igual que en Alicia en el país de las maravillas de Lewis Carroll–, las piernas quemadas de la marioneta, los zapatos de madera y el trabajo en el circo.

La primera originalidad de Pinocho es ser una animación stop motion, cuadro a cuadro se van construyendo las escenas, ello con el gran esfuerzo que exige mover las marionetas. Darles vida. Animar lo inanimado. Captar en sus expresiones y movimientos los sentimientos de cada personaje. Marionetas que retoman las características del cine de Del Toro, esos personajes mitad hombres y mitad monstruo. Por ello Pinocho es un ser físicamente no terminado, sin la oreja izquierda, con clavos salidos en la espalda y pies reconstruidos y atados con una venda, en ello se asemeja a Frankenstein.

Desprendido de lo anterior se encuentra la segunda originalidad : la tradición, donde Guillermo del Toro construye su cine dándole continuidad a su misma creación. Hay entonces una secuencia entre sus películas y sus personajes de El espinazo del diablo (2001) a The Shape of Water (2017) pasando por El laberinto del fauno (2006) donde sus personajes representan la vida en la muerte y la muerte en la vida. Se presentan con esos ojos profundos que buscan en el fondo del alma de quien mira en la película, por ello la oscuridad de las escenas, esos colores negro y azul –como el del monstruo del mar, la muerte, el espíritu del bosque, el grillo, los conejos– simbolizan lo lejano a la vida, esa voz que se encuentra dentro de cada individuo; ese espacio que no dimensiona la persona, ya que es la muerte reflejada en la piña que cae del árbol y que se manifiesta en la cola del monstruo que tiene al final un par de serpientes. Esa muerte que marca el tiempo con la arena disuelta en el suelo.

La tercera originalidad es el tiempo, la piña del árbol puede posarse en el pino, pero tarde o temprano se desprende y cae al piso. La muerte aparece en la vida del niño de madera, Pinocho quien mira morir a su padre, antes de ello debe de entender la importancia de aquel hombre en su vida. El padre quien perdió a su hijo Carlo también aprende a amar a Pinocho con su personalidad, sin intentar imponerle algo que no es. Ese diálogo que surge entre padre e hijo y el cariño mutuo y profundo les permite dar la vida por el otro sin pensarlo, y la forma de hacerlo es cuidándose y dando lo mejor de sí. Esa es la ética de Guillermo del Toro quien construye el significado de la familia, quien deja al descubierto que no importa el momento, tarde o temprano la piña terminará desprendiéndose.

La cuarta originalidad es la estética de Pinocho que pasa por presentar esos paisajes y personajes marginados. Por mostrar los errores humanos. Por recuperar el paisaje que represente a la época y que traslada al público a otro tiempo. Por ello las maderas gastadas, la iglesia destruida por la guerra, el carbón en las paredes, un circo en decadencia, un mar oscuro del cual saldrá un monstruo marino.

Hay una quinta originalidad , la época en que vive Pinocho, el fascismo italiano. Si la Primera Guerra arrebató la vida de Carlo y transformó la manera en que se relacionaban en la aldea de Geppetto, con la presencia del fascismo se ve el totalitarismo y la ausencia de las libertades. El quiebre de la niñez, donde ya no hay inocencia sino la necesidad de ir a la guerra, de sacrificar todo por una ideología que no conocen. Los peligros de los totalitarismos de nuestros tiempos parecen ser, también, un mensaje de la película de Guillermo del Toro quien por otra parte pone al hombre abusivo y explorador, que representa el extravagante Conde Volpe, quien se enriquece explotando a seres más débiles como Spazzatura, quien terminará defendiéndose y liberándose del yugo.

Una sexta originalidad es la manera en que se cuenta la historia, Sebastian G. Grillo, narra la historia. Busca escribir la historia de su vida y se convierte en la conciencia de Pinocho, por ello vive en su corazón y lo ayuda, como lo pidió el espíritu del bosque que le dio vida. Hay un guiño a México con el violín que toca como Cri-Cri.

Y la séptima originalidad es la vuelta de tuerca que Guillermo del Toro le da al personaje de Pinocho, quien no termina siendo un niño de verdad, pero logra algo más importante: transformar a las personas que conoce. Los hace ver desde su bondad la necesidad de cambiar para ser mejores, a Geppetto con su amor le da la oportunidad de amar a otro hijo; a Spazzatura le ayuda dejar de tener miedo a quien lo maltrata y abusa de él; a Sebastian G. Grillo le da la oportunidad de mostrar su nobleza cuando cambia su deseo al espíritu del bosque por la vida de Pinocho; y a Candlewick quien se rebela a su padre Podestá y hace lo que le gusta y es, sin importarle dar gusto a alguien más.

Pinocho, de Guillermo del Toro, es una de las grandes películas del cineasta mexicano y es la mejor versión que se ha hecho del libro de Collodi. Existe un mensaje de libertad para ser fiel a sí mismo, no perder la personalidad por darles gusto a los otros. Y es, sobre todo, el reencuentro con los padres y con los seres amados. Todos ellos por los que Pinocho da su vida y los cuida hasta el final de sus días, de los que no se desprende nunca porque los trae en su pensamiento y que con su recuerdo guardado en el corazón sale a conocer el mundo, a tocar cada casa que busque su mensaje construido por la genialidad de Guillermo del Toro.

para recibir directo en tu correo nuestras newsletters sobre noticias del día, opinión y muchas opciones más.

Google News

TEMAS RELACIONADOS