Los resultados arrojados después de la elección del 2 de junio y ratificados por el Tribunal Electoral han conformado una nueva mayoría legislativa. Morena arrasó, dejó sin posibilidad de reacción a la oposición, que dicho sea de paso poco hizo por acercarse a la sociedad civil y se dedicó a repartir los espacios plurinominales entre los de siempre. Entonces, de que se quejan tanto si cuando tuvieron la oportunidad se agandallaron los espacios, ¿qué no es vergonzoso que Marko Cortés y Alejandro “Alito” Moreno encabezaran las listas al Senado?
Vivimos momentos históricos que significarán un cambio radical en el régimen político. El llamado “Plan C” fue conocido desde el mes de febrero, mucho antes de las elecciones y aun así la sociedad decidió dar su apoyo a ese proyecto. Eso es la democracia, gana el que convence más y quien es capaz de representar el intereses de la mayoría de los ciudadanos.
¿Viviéremos en una autocracia? ¿Desaparecerá nuestra democracia? ¿Vamos camino a una dictadura? No, me parece que eso mensajes forman parte de una campaña, que no les dio resultado, y que pretenden mantener a pesar de su fracaso. Hoy la oposición tendría que concentrarse en la discusión parlamentaria. Se oponen a la Reforma Judicial, es válido y necesario en todo proceso legislativo, pero: ¿Cuál es su contrapropuesta? No la hay. La oposición se ha anclado en la discusión vacía de ideas y fundamentada únicamente en lugares comunes que poco abonan al debate; se encuentra, también, la sociedad civil que está marchando y manifestando su oposición, se les tiene que escuchar y ver que proponen, ¿seremos capaces de iniciar una etapa de diálogo entre todos?
Las mayorías no significan autocracias ni son el fin de las democracias. En todo régimen se buscan los acuerdos para que transiten las propuestas. Recordemos que en el 2012 con la llegada de Peña Nieto al poder nació el Pacto por México donde PRI, PAN y PRD se unieron y dieron la mayoría para impulsar las reformas estructurales. ¿Ahí no había riesgo de autocracia? Hay un falso análisis que proyecta la desaparición de México. Esta visión está construida desde la derrota, por ello quienes nos dedicamos a analizar la vida pública de nuestro país debemos de actuar con inteligencia y razón no con el hígado.
¿Tendremos un cambio de régimen político? Sin duda. ¿Seremos una autocracia? No, en México existen pesos y contrapesos que van más allá de las mayorías en las Cámaras. ¿Desparecerá la oposición? No, a medida que el tiempo vaya avanzando la sociedad civil
encontrará la forma de ser representada y volverse un contrapeso. El riesgo de desaparición es para el PRI y PAN, si siguen en el mismo camino su destino será el del PRD.
Los procesos históricos producen cambios que solo pueden ser medidos con la distancia del tiempo, que es donde aparece la Historia y hace su justo balance, ella nos ha enseñado los caminos que ha tomado nuestra patria. Hoy sabemos que hay una mayoría. Que las reformas serán aprobadas. Que tendremos un nuevo régimen político. También sabemos que podemos dialogar y sumar esfuerzos o quedarnos en el falso debate que solo ataca y no propone, que le quita así la voz a la sociedad civil y la reniega del debate público.
México nos demanda sumar. Aportar ideas que provengan de su riqueza histórica y cultural. En la profundidad de este legado se encuentran las respuestas a los cambios que necesitamos como nación.
Hasta aquí Monstruos y Máscaras