Las elecciones han terminado, es momento de dar vuelta a la página. Claudia Sheinbaum ha ganado por una abrumadora ventaja y ahora, como todo gobernante, merece tener el beneficio de la duda, contar con la oportunidad de actuar y ver que sello tendrá su gobierno, tiene la ventaja de llegar con la mayoría en ambas Cámaras, en gubernaturas y Congresos locales.

El país real necesita al país legal y según el calado y dimensión que le dé a sus reformas será la manera como se modificará al país real y se resolverán los problemas que nos aquejan como nación.

El país legal llama, en primer punto, a revisar la estrategia de seguridad que pasa por fortalecer a la Guardia Nacional, dotarla de tecnología y aumentar su número de elementos; trabajar de manera coordinada con los gobiernos estatales y locales; centralizar la seguridad para limpiar la corrupción de los cuerpos policiales locales; detener el flujo ilegal de dinero que el crimen organizado mueve a través de los bancos y la Bolsa de Valores; y si toda esta acción no funciona se deberá abrir un amplio debate sobre la legalización, de algunas, de las drogas.

El segundo punto, una reforma política que permita generar mecanismos que garanticen que quienes acceden a cargos de poder trabajen en beneficio de la ciudadanía. Es viable reducir de 200 a 100 los diputados plurinominales en la Cámara, pero estos deberán de ser los candidatos perdedores con mejor votación, lo mismo tendría que replicarse en los Congresos Locales; el Senado se debería de conformar de 96 integrantes, eliminando la lista nacional. Hay que debatir ampliamente el papel del INE y su autonomía, es una institución que ha funcionado y se debe de fortalecer.

El Poder Judicial, como tercer punto, demanda una reforma profunda, donde se fortalezca el servicio profesional de carrera, que quienes lleguen a la Suprema Corte sean los que se han formado a través de los distintos escalafones administrativos y demuestren, con experiencia y ética, que son aptos para ocupar el cargo. Es fundamental reformar el papel de las Fiscalías y de los Ministerios Públicos, que son el primer punto de corrupción y donde se imposibilita el acceso a la justicia.

Sheinbaum tendrá que construir una agenda legal, a la par de la social, para darle sello propio a su administración. Dentro de esa legalidad deberá priorizar los derechos de las mujeres y

la libertad de decidir sobre sus cuerpos; construir políticas públicas que erradiquen la violencia galopante que se ejerce contra ellas en el país y dotarlas de mejores oportunidades laborales y educativas.

Su gobierno tendrá que estar abierto al diálogo con la oposición, a medida que sepa conciliar su administración se fortalecerá. El país legal que exige la unidad en torno a un proyecto que opte por fortalecer la justicia; la competencia política real; la seguridad; el respeto a los derechos de las mujeres; la educación; el impulso a la cultura, el arte, la ciencia y la tecnológica.

Los primeros cien días de gobierno determinan el tipo de administración, en estos meses de transición tendrá que crear las condiciones necesarias para lograr un arranque positivo, dependerá mucho de quienes la acompañen, por el momento ha mandado dos buenas señales al mantener a Rogelio Ramírez de la O en la Secretaría de Hacienda y al Dr. Juan Ramón de la Fuente como encargado de su equipo de transición.

Son tiempos de reconciliación y México exige sumar la pluralidad para construir un futuro mejor.

Hasta aquí Monstruos y Máscaras…

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