Los tiempos que corren están escritos con ceniza y sangre. Es desalentador pensar en el futuro, por donde se piense parece que lo único posible es la tragedia: económica, política, ecológica y súmesele. ¿Entonces que es el futuro? En nuestro país se mide por sexenios o trienios, sabemos que quien llegue al poder no hará las cosas mejor que su antecesor, por ello se espera que el siguiente sea mejor, nunca es así. El futuro retratado de esta manera es la promesa incumplida de un grupo de hombres y mujeres que no aspiran a cambiar la realidad.
¿Qué realidad? 109, 171 personas desaparecidas hasta diciembre de 2022 (RNPDNO de la Secretaría de Gobernación); 30, 968 homicidios dolosos en 2022 (Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana); 949 mujeres asesinadas el año pasado (SSPC); la inflación anual en 7.7%; 4 de cada 10 personas no pueden costear su alimentación con su ingreso laboral (CONEVAL); y 58.1 millones de pobres (CEPAL), se podrían seguir sumando datos y con ello darse cuenta porque la realidad no deja dibujar un grato futuro, y menos porque quienes buscan gobernar en ese futuro ya lo han hecho sin dar ningún resultado.
Y todo lo anterior puede estar aún peor cuando se suman elementos: la militarización de país, dicha estrategia usada desde el año 2006 no ha funcionado y a pesar de ello tres administraciones han optado por mantenerla, la reforma aprobada el año pasado por el partido en el poder (Morena), sus satélites y el PRI –partido que se vende como una opción de futuro- pone en franco riesgo a las ciudadanía y sus derechos; un sistema de salud que no funciona, se optó por desaparecer el Seguro Popular en lugar de fortalecer dicho programa y destinar el presupuesto necesario para el abasto de medicamentos y tratamientos para los niños con cáncer; las corrupción crece y es solapada por el falso discurso mesiánico, porque lo mismo roba la prima, el hermano y el hijo del Presidente, son nota una semana y después se olvida, todo en México se olvida, hay una hiperpresencia de la imagen de López Obrador, quien no encabeza al Ejecutivo Federal –o al menos eso pareciera- es el jefe de una campaña permanente de descalificación y uso de los recursos públicos para beneficiar a sus allegados; se vive en el país donde no pasa nada, se cae el metro, fallecen 27 personas y no hay responsables en la cárcel y en un afán de burla la Regenta de la Ciudad de México –no se ha enterado que es Jefa de Gobierno- hace uso de los recursos públicos para recorrer el país y promocionar su imagen; la institución encargada de salvaguardar la legalidad, la Suprema Corte de Justicia de la Nación tiene entre sus ministros a Yasmín Esquivel, quien plagió su tesis, quien mintió para intentar encubrir su delito y quien tal parece se saldrá con la suya usurpando un grado académico que no merece, el mensaje es: en México a quien tuerce la ley le va mejor. Su plagio no solo es una burla para la legalidad de nuestro país, lo es también para cientos de investigadores que si van a bibliotecas y hemerotecas. Por dignidad la señora debería de renunciar, es mucho pedir para alguien que parece no conoce la ética; por último, el riesgo en que se encuentra la democracia, debilitar la institución que ha permitido tengamos procesos plurales y legales es la principal tarea del Presidente. El INE aguantará la reducción de presupuesto, pero el riesgo es ver quiénes serán los nuevos consejeros electorales… los problemas se acumulan y las soluciones no aparecen.
Cuando todo esto sucede la única pregunta es: ¿Dónde se encuentra la oposición? Desdibujada. Pensando que el juego es construir proyectos con personas y no con ideas y propuestas. Se duda de la oposición cuando un bloque amplío incluye al PRI –quien ha demostrado cercanía con Morena, no solo ideológica sino también pragmática- ¿negoció ya el Estado de México y se quedará con Coahuila?; el PRD intenta no desaparecer aunque en 2024 estará cerca de ser parte de la historia de los partidos de izquierda en México; Movimiento Ciudadano no tiene prisa porque se vaya Morena, los errores de ellos y estar solo y sin alianzas lo hacen una opción viable después de 2027; y el PAN incapaz de voltear a ver su historia sigue el canto de las sirenas, si en el 2023 es capaz de restructurarse a partir su historia y hacer antes que una alianza partidista una ciudadana tendrá más opciones de avanzar rumbo al 2024, quizá no de ganar la presidencia –no tiene forma de vencer el aparato de gobierno- pero sí construir un camino seguro –parecido a MC, pero con la ventaja de tener tradición e historia- rumbo a 2027 y 2030. Pero el juego partidista consiste en la pregunta: ¿Buscan el poder o generar un verdadero proyecto de cambio para México? De ser la respuesta el proyecto, se tendrán que ver nuevas caras, las cuales entiendan eso que se llama futuro, el cual parece cancelado para nuestro país.
La ceniza, pinta un paisaje gris, es de muertos calcinados por la delincuencia. La sangre es de las mujeres asesinadas. Todos ellos junto con los pobres, los desempleados, no tienen nombre, son un número que indica una cantidad que alerta. Son un número para los políticos que hacen sus sumas para ver si hay posibilidades de ganar. Sumas y restas a eso se ha reducido la persona en nuestro país. ¿Tendremos futuro? Depende del fortalecimiento de la sociedad civil, quien ya demostró en la marcha del 13 de noviembre pasado que es capaz de salir a las calles a defender la democracia. De esa espontaneidad puede surgir un proyecto que exija a los partidos políticos algo diferente. De su fortalecimiento y participación dependerá el resultado de 2024. Mientras tanto parecemos vivir atrapados en lo que Charles Dickens dice en el inicio de su novela A tales of two cities (1859):
“It was the best of times, it was the worst of times, it was the age of wisdom, it was the age of foolishness, it was the epoch of belief, it was the epoch of incredulity, it was the season of Light, it was the season of Darkness, it was the spring of hope, it was the winter of despair…”
Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos, la edad de la sabiduría y también de la locura; la época de las creencias y de la incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas; la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación.
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