La realidad mexicana nos permitiría escribir una obra kakfiana en tres actos:

Primer acto: un gobernador, de nombre Corral, decide emprender una cruzada para erradicar la corrupción en su estado. Encuentra que hay un desfalco de 6,000 millones de pesos; la existencia de “La nómina secreta”, a través de la cual el anterior gobernador entregaba sobornos a políticos, empresarios, líderes de sindicatos y periodistas; y la “Operación Safiro” mecanismo con el cual la Secretaria de Hacienda, los gobiernos estatales y la dirigencia del PRI desviaron recursos para financiar las campañas electorales de este partido.

Segundo acto: La actual gobernadora, apoyada por los grupos acusados de corrupción y después de ser vinculada a proceso por participar en “La nómina secreta” emprende una persecución contra Corral apoyada por el PRI y el PAN. Solapa y protege a quienes fueron acusados y encarcelados por actos de corrupción como el exgobernador Duarte.

Tercer acto: las intenciones legaloides y mediáticas para destruir a Corral no se detienen. Se intenta descarrilar su llegada al Senado y deslegitimar su propuesta de la Agencia Anticorrupción. Se compran a medios de comunicación. Desesperados montan una detención que se convierte en un intento de secuestro al no contar con los documentos necesarios. Y la historia continua…

Lo anterior no es ficción. Hemos podido observar como Javier Corral, es calumniado y perseguido por luchar contra la corrupción. Personajes de dudosa reputación como César Duarte, Manlio Fabio Beltrones y María Eugenia Campos han emprendido una campaña facciosa, para descarrilar a Corral, haciendo uso de las instituciones del Gobierno de Chihuahua.

¿Por qué les incomoda tanto Javier Corral? ¿Por qué César Duarte fue liberado por el gobierno de Maru Campos? ¿Cuánto le paga la gobernadora a los medios de comunicación para que calumnien e intenten desacreditar a Corral?

Vivimos un tiempo donde los ánimos políticos hierven. Los derrotados buscan venganza desde sus espacios de poder, para ello hacen uso de las viejas prácticas políticas.

La calumnia impulsada a través de medios de comunicación como el noticiero de Ciro Gómez Leyva –nos recuerda el montaje apoyado por Loret cuando se detuvo a Florence Cassez e Israel Vallarte– quién supo desde antes que se intentaría detener a Corral y le dio una difusión tendenciosa. En el país de los calumniadores el que compra a los medios es el rey, de eso nos hemos percatado en estos días.

La venganza se da, siempre, cuando las serpientes sienten amenazado su nido. Corral es perseguido por quienes han dado continuidad a la corrupción, aquellos que a toda costa intentan mantener el régimen de ilegalidad y complicidad. Es lamentable que tanto el PRI como el PAN apoyen a Maru Campos y a Duarte, una oposición así tiene poco futuro.

Es triste la manera burda y el trato que se le ha querido dar a Javier Corral, pero la ética con la que conduce su vida y la manera sincera como brinda su amistad ha silenciado el ruido de la difamación. Este espacio es para defender su recta carrera de las plumas movidas por el peso de los intereses.

A mi querido amigo Javier Corral le dedicó una copla de Jorge Manrique:

“¡Qué amigo de sus amigos”/ ¡qué señor para criados / y parientes!, / ¡qué enemigo de enemigos!, / ¡qué maestre de esforzados / y valientes!, / ¡qué seso para discretos! / ¡qué gracia para donosos!, / ¡qué razón! / ¡cuán benigno a los sujetos!, / y a los bravos y dañosos, / ¡qué león!”.

Hasta aquí Monstruos y Máscaras…

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