El pasado guarda un aparente silencio, pero siempre tiene algo que decirnos. Misterioso llega a nosotros como hechos lejanos y pareciera aislados a nuestra realidad. ¿Lo dejamos pasar de largo o lo incorporamos a nuestra vivencia como experiencia y tradición? Lo asimilamos y lo anclamos a la vida como creación que es sinónimo de vivencia.

La tradición pervive a medida que se crea nuevo conocimiento. El pasado escondido en los laberínticos pasillos de las hemerotecas se encuentra ávido de los Soldados de la Memoria, los investigadores que con lupa, lentes, pluma, libreta, computadora escarban entre las páginas amarillentas y polvosas. Le quitan el silencio, le dan voz al pasado y nos lo entregan en el presente. Dejan una parte de su vida para entregarnos a nosotros la vida de otros y para mejorar nuestra existencia. Uno de estos Soldados de la Memoria es el Doctor Alberto Enríquez Perea, quien ha entregado su vida de manera apasionada a desenterrar el pasado. A darle vida a las ideas de las grandes plumas, a dejarlos hablar y a enseñarnos a escuchar.

La labor de los intelectuales de la memoria es incansable, son arqueólogos por que buscan y descubren los grandes tesoros del pensamiento de la humanidad. Entregan con sencillez su descubrimiento. Ellos son el puente con las ideas de aquellos intelectuales que se preocupan del presente y se impacientan con el futuro. Los intelectuales de la memoria terminan por enseñar que el futuro se construye desde el pasado y se hace en hombros de gigantes, por eso repite el Dr. Enríquez, “Lea a los clásicos”, no existe otro camino para la incomprensión de ideas banales y sin contenido que se propagan en nuestro tiempo.

Recientemente el Dr. Enríquez ha sido galardonado con el Premio Internacional Alfonso Reyes por su obra Monterrey: Ciudad de sol. Alfonso Reyes y la inteligencia neoleonesa (1900-1938), aunque justo es decir que el premio es por el conjunto de su obra. Ha dedicado más de 25 años a estudiar la obra de don Alfonso Reyes, pero su inquietud intelectual ha ido a la búsqueda de otros intelectuales como Gilberto Bosques, Jesús Reyes Heroles, José Vasconcelos, Jaime Torres Bodet, Arnaldo Córdova; momentos históricos como la Revolución Mexicana, el Exilio español, la Constitución de Apatzingan; desde las aulas de nuestra Máxima Casa de Estudios ha formado incontables generaciones de estudiantes. El premio es un reconocimiento al intelectual humanista, un maestro Alfonsino que se ha entregado en cuerpo y alma al conocimiento y la enseñanza.

Enríquez como Reyes mantiene viva nuestra tradición. Lee y relee a nuestros clásicos. Difunde el conocimiento. Forma nuevas generaciones. Es generoso con sus estudiantes, les abre espacios intelectuales para que difundan sus trabajos académicos. Motiva la investigación archivística. Exige tener cuidado al momento de manejar el lenguaje, al igual que Góngora, para saber usar la palabra precisa y lograr escribir con la elegancia de Azorín; recomienda para entender la política estudiar a Maquiavelo y para aprender a escribir leer a Reyes empezando por Visión de Anáhuac o México en una nuez.

El Premio garantiza que la obra de Alfonso Reyes se mantenga viva y vigente, que llegue a las nuevas generaciones; y reconoce, de manera más que merecida, la trayectoria del Dr. Enríquez, uno de los grandes estudiosos de la obra de Reyes y de nuestra tradición intelectual. Un educador de las nuevas generaciones. Un maestro alfonsino.

¡Enhorabuena por tan merecido reconocimiento!

Hasta aquí Monstruos y Máscaras…

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