¿Cuántas veces has escuchado ante los sonoros y públicos reclamos contra la violencia machista que sufren las mujeres, que algún hombre que utilice este argumento para hacer notar que los hombres también sufrimos violencia y cambiar el foco de atención hacia la victimización masculina?
Y es que, técnicamente, no estaría equivocado. Es claro que los hombres también somos víctimas de violencia en una escala aterrorizante en México. En el año 2023 en México se registraron 31,062 homicidios, de los cuales 27,221 corresponden a varones asesinados. Si comparamos esta cifra contra las 3,578 mujeres que fueron asesinadas en el mismo año (INEGI), la imagen es clara: A los hombres nos matan a una tasa ocho veces mayor que a las mujeres en este país.
¿Y entonces? ¿Por qué el reclamo es para que el Estado ponga en práctica políticas proteccionistas para las mujeres y no para los hombres? Pues bien, no es tan difícil de entender: Existen políticas proteccionistas para los hombres, estas son en general, las políticas de seguridad pública ¿Por qué? Pues porque los hombres son en su gran mayoría violentados por personas pertenecientes al mismo grupo poblacional, es decir, otros hombres.
Así también, la enorme mayoría de la violencia lesiva y letal, es ejercida por hombres hacia otros hombres (89% de estos crímenes). Atendiendo a esto, no es posible proteger a un grupo poblacional contra sí mismo a través de políticas públicas de seguridad más allá de las que atiendan a esta generalidad.
La demanda por obtener políticas de seguridad pública específicas para proteger al grupo de las mujeres obedece básicamente a los siguientes dos elementos:
1.- La violencia ejercida de manera sistemática por un grupo poblacional (hombres) hacia otro grupo poblacional en situación de mayor vulnerabilidad (mujeres).
Para ejemplificar esto, las cifras (INEGI, CNPJE) pintan un retrato bastante claro: El 93% de todos los crímenes violentos y el 96% de todos los crímenes sexuales son cometidos por hombres. Y aunque, la gran mayoría de víctimas de homicidios en México son varones, en el 95% por ciento de estos homicidios, las víctimas son asesinadas por otro hombre.
En evidente contraste, de los crímenes sexuales registrados, el 7.36% de las víctimas son hombres y apenas un 4% de los crímenes sexuales son cometidos por mujeres (esta proporción es aún menor si eliminamos los crímenes sexuales cometidos por mujeres, en los que la víctima no es un hombre). Además, en la mayoría de los casos de mujeres asesinadas, quienes las matan son sus parejas, amigos, familiares o conocidos cercanos. Estas son las diferencias clave.
Los hombres sí sufrimos mayor violencia en México, pero no a manos de las mujeres, sino de nosotros mismos. En cambio, la violencia que sufren las mujeres (al igual que casi toda la violencia en México) sí es ejercida en la abrumadora mayoría de ocasiones por los hombres. Es por esto por lo que este ejercicio de violencia se puede entender como un abuso sistemático de un grupo poblacional hacia otro, en el que la única diferencia entre estos grupos es el género.
Por eso se le denomina "violencia de género", y aunque aquí uso solamente las formas más brutales de esta para ejemplificarla, existen muchas formas de este tipo de violencia que son ejercidas hacia las mujeres de forma sistemática, normalizada y cotidiana, con esta misma característica fundamental: desde el grupo dominante y hacia otro grupo más vulnerable.
2.- La forma e intensidad de la violencia de género.
Pocas veces verás en las notas periodísticas de hombres asesinados, que sus cuerpos hayan sido encontrados violados, con las ropas arrancadas, tirados en una zanja, con los genitales desgarrados, etc. No es común que entre hombres que se matan en un acto de violencia, incurran en este tipo de comportamientos.
Estos escenarios tienden a ser comunes sólo cuando se reportan casos de mujeres asesinadas por hombres. No solamente las matan, las despojan de la vida de una forma brutal; usualmente con armas blancas, las golpean, las violan, las queman, las cortan, las mutilan, las desgarran, las destrozan y las desechan como si fueran basura. Lo hacen para que las encuentren así, como algo infrahumano, como si fueran algo sin valor.
Estos actos se hacen con la mayor vileza y cobardía y llevan por intención humillarlas y denigrarlas, pero también destrozan a sus seres queridos que tienen que revivir en su imaginación la infamia de los actos perpetrados por estos asesinos, además de la revictimización por parte de los medios amarillistas, machistas y mezquinos.
Las mujeres no ejercen este tipo de violencia hacia los hombres, no ocurre con frecuencia, no como la norma, no de forma sistemática.
Es por esto por lo que es importante reclamar que existan políticas de seguridad pública que protejan especialmente a las mujeres contra este tipo de violencia, porque sólo ellas la conocen, porque sólo ellas la viven, la sufren, la temen, todos los días en los que habitan nuestro México.
Y hermano, congénere, si tú en verdad crees que algo debe hacerse para frenar la violencia que sufrimos los hombres, entonces deja de ejercerla en tu vida y reclama al Estado que atienda este problema.
Reclama mejores salarios, mejores trabajos, reclama servicios de salud física y mental gratuitos y de calidad, reclama por sentencias de custodia equitativas, etc. etc. Que de entre todos los problemas de precarización masculina que nos aquejan, casi no hay hombres movilizándose para reclamar su atención. Hazlo así como ellas salen a las calles a reclamar que se atienda la violencia que ellas sufren a manos nuestras.
En cambio, sí que sobran hombres culpando mujeres de esa precarización masculina. Por favor, no tomes causa contra el único grupo que se atreve a salir a las calles a reclamar al Estado por décadas de negligencia ante la violencia que viven, cuando no hemos tenido el valor de exigirle atención a las violencias que vivimos nosotros.