Bien lo dijo Martha Bárcena: "la ilegalidad, reflejada en difusión de datos privados, uso de las instituciones del Estado para atacar ciudadanas con aspiraciones presidenciales válidas, campañas adelantadas, afecta negativamente el futuro de México. Hay que decir ‘No a la violación a las leyes’".

Y también hay que decir: No a la violencia política de género.

Desde que mi amiga y compañera Xóchitl Gálvez señaló su interés por ser candidata presidencial en 2024, ha sido atacada desde el púlpito mañanero todos los días.

Dichos que llevaron al Instituto Nacional Electoral (INE), a solicitar al Presidente de abstenerse de realizar comentarios referentes al proceso electoral del próximo año. El INE advirtió que se debe evitar violentar de manera irreparable los principios constitucionales, algo que por desgracia para el Presidente no aplica, pues su principio rector es: "No vengan con ese cuento de que la ley es la ley". Siendo realistas, es lo que seguiremos enfrentando en 441 días que quedan de su administración.

Si algo tenemos claro de este gobierno y de quien lo encabeza, es que ni la Constitución, ni las leyes que de ella emanan, les significan algo.

El inquilino de Palacio Nacional no solo vulnera los principios constitucionales de imparcialidad y neutralidad de un proceso electoral, sino que además, práctica como deporte la violencia política de género.

Es por todas y todos sabidos que a este régimen no le importan los derechos de las mujeres, así lo demostró eliminando programas como estancias infantiles y escuelas de tiempo completo; reduciendo el presupuesto para los refugios de mujeres que viven violencia intrafamiliar, o denostando el trabajo político de nosotras las mujeres.

La violencia política de género no solo es una expresión del machismo, de la misoginia y del patriarcado, sino es también, el miedo a las mujeres exitosas, independientes, trabajadoras, profesionales, con decisión y autonomía.

Los hechos más recientes demuestran el uso indebido de las instituciones para atemorizar a los aspirantes de la oposición. Hacer público los contratos de empresas privadas no solo viola el secreto fiscal, sino también el Código Penal, que claramente establece que "ningún servidor público puede hacer uso de información o documentación que esté bajo su custodia o a la cual tenga acceso (...)".

Habrá que entender urgentemente que esta es una lucha sin límite, ni referente legal alguno desde el más alto poder, que para seguir conservándolo, es capaz de hacer cualquier cosa; tal y como lo han demostrado a lo largo de la historia los gobiernos autoritarios que fundamentan su permanencia en la persecución política, encarcelamiento de opositores, reformas a su conveniencia, el uso de la fuerza pública y la propaganda de odio desde el poder en contra de sus adversarios.

Quienes afirman que las menciones diarias a Xóchitl Gálvez obedecen a un enojo personal o a una actitud fuera de control del mandatario, olvidan que en temas electorales quien hoy gobierna es el jefe de las campañas de Morena, y lo es y lo será de la campaña presidencial de su partido.

Sus menciones no son ocurrencias, cada una de ellas es un mensaje a sus bases diciendo: "Xóchitl sí es nuestra enemiga", y frente a ello no importa el crimen organizado, los delincuentes, el desabasto de medicamentos, los más de 100 mil desaparecidos, los muertos y los niños con cáncer. El mensaje es claro, "acaben con ella".

Sus ataques son sin fundamento y un abuso total del poder, mismos que a diario dirige a periodistas, empresarios, académicos, científicos, médicos, religiosos, entre otros.

Cada mensaje y atropello a la ley tienen un solo propósito, descarrilar a quien hoy está despertando, legítimamente, un entusiasmo y mayor participación política y ciudadana de cara al 2024.

Sería un grave error de la oposición considerar siquiera, que las menciones mañaneras no tienen un cálculo político electoral, incluso, sería ingenuo y soberbio dar por hecho que nos acercamos a una contenida menos adversa.

Los meses de mayor riesgo apenas están por venir, la tentación por demostrar este poder autoritario será creciente. Lejos de bajar la guardia y echar campanas al vuelo con prisa, son tiempos de cerrar filas y de trabajar incansablemente para recuperar libertades, derechos, instituciones, el respeto a la legalidad y la paz. La batalla apenas comienza.

En el caso de Xóchitl, hay una mujer honesta, entera y valiente para enfrentarlo. No está sola.

Senadora de la República

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