A Fátima su papá la separó de Andrea, su madre, por más de un año, cuando tenía tres años de edad. Hoy presenta secuelas psicológicas como angustia de separación , terrores nocturnos, inquietud motora, idas frecuentes al baño y dificultad para mantener la atención durante el juego, así lo constata el informe psicoterapéutico elaborado por la Facultad de Psicología de la UNAM.

Ambas son víctimas de violencia vicaria , esa violencia que padecen las mujeres cuando sus exparejas y progenitores de sus hijas e hijos los utilizan con el objetivo de causar daño a la madre.​​​​

Fátima le ha dicho a su psicoterapéutica que tiene miedo de que la vuelvan a separar de su mamá, porque “no querían que la viera”.

Hoy Fátima y Andrea están juntas tras una resolución judicial, la menor está a la espera de encontrarse con su padre, quien no ha acudido a visitarla como lo estableció la jueza de lo familiar.

La Comisión Nacional de Derechos Humanos ( CNDH ), está analizando 150 casos de violencia vicaria en diversas partes del país.

El Frente Nacional contra la Violencia Vicaria (FNVV), brinda apoyo a alrededor de 900 mujeres que buscan recuperar a sus hijos e hijas tras meses o años de separación. En los casos de violencia vicaria, el 88% de los agresores amenaza a la mamá con hacerle daño a través de sus hijos, el 90% de las mujeres tiene denuncias falsas en su contra, y en el 80% existe un deudor alimentario.

Andrea me cuenta que la violencia vicaria “es terrible, es estar muerta en vida, es que te peguen donde más te duele”, es tener que acudir a un juzgado simulando estar lo más tranquila posible, simulando que todo está bien, para no ser acusada de ser una persona inestable y con trastornos mentales, cuando simplemente está defendiendo el derecho que tiene su hija de convivir con su madre.

“En mi caso era tan evidente el deseo del padre de mi hija de lastimarme, que cuando él se vio inmerso en una situación penal por haberme golpeado, desapareció. Desde junio no se ha hecho presente para verla. Se le reiteró en múltiples ocasiones que el hecho de estar vinculado a proceso y ser agresor no lo impide de sus deberes y responsabilidades paternales, pero aun así no ha regresado por la menor”, me platica Andrea.

Recientemente presenté junto con la senadora Estrella Rojas , una iniciativa para que en la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia , se establezca dentro de los tipos de violencia contra las mujeres, la violencia vicaria; además de incorporar al Código Penal Federal que la pena de prisión de seis meses a cuatro años se incremente, hasta una mitad, cuando un hombre ejerza violencia vicaria.

Las consecuencias en las niñas, niños y adolescentes inmersos en la violencia vicaria van desde padecer depresión, tener problemas de personalidad, vivir y ejercer violencia, autolesionarse y el suicidio.

Hablar de la violencia vicaria es visibilizarla socialmente para que se deje de ejercer en silencio, con impunidad y con la posible colusión de las autoridades.

Madres denunciantes señalan no sentirse protegidas por las autoridades debido a que más del 50% de los casos de violencia vicaria se cometen bajo el amparo de servidores públicos, quienes “alentan” los procesos y bloquean el seguimiento a los juicios.

Es indispensable garantizar que los asuntos en que se vean involucradas niñas, niños y adolescentes, sean atendidos por personal especializado en la materia, para asegurar que se adopten decisiones que respondan a sus derechos e interés superior.

Es tiempo de proteger a las madres, niñas, niños y adolescentes de cualquier tipo de violencia, pero, sobre todo, de legislar y de tipificar la violencia vicaria en todo el país, a fin de que no hayan más historias como la de Fátima y Andrea.

Reconozco y aprecio el inquebrantable valor de Fátima y Andrea. Gracias por compartir sus testimonios, por hacer visible la violencia vicaria con la intención de que sus voces ayuden a muchas más víctimas. No están solas, vamos juntas con sororidad en la defensa de nuestros derechos y de tener una vida sin violencia.

P.D: #YoDefiendoalINE

Hagamos nuestra la defensa del INE, que la defensa del instituto sea una causa común, no solo desde la oposición, sino desde la ciudadanía, porque hoy como nunca las y los ciudadanos juegan un papel preponderante en la defensa de la democracia.

Senadora de la República 
 

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