Al día de hoy para sesionar en el Senado de la República , figuramos como el único país miembro de la OCDE , que no ha respondido a la población con un programa de rescate para millones de empleos. Un sin número de voces se han pronunciado y solicitado urgentemente estructurar una estrategia de salud integral frente a la emergencia, y a la mayoría se les ha descalificado.

Pese a que la pandemia llegó a México un par de semanas más tarde que en otros países, hay lecciones que simple y sencillamente se despreciaron. Reconozco que estamos frente a un desafío de proporciones inimaginables y que las soluciones para enfrentarla son complejas, pero justo por esto, la única respuesta inadmisible es cerrar las puertas al diálogo, al acuerdo, a reconocer que hay un adversario y se llama Covid-19 . La única respuesta que no podemos permitirnos es la polarización y la violencia.

Los datos de la realidad son brutales y no dejan lugar para una narrativa con el propósito de satisfacer a unos y desconocer al resto de la población, porque al final, todas y todos vivimos en el mismo territorio y terminaremos más temprano que tarde en la ruta de la destrucción institucional, y del presente y futuro para millones de ciudadanos.

Después de reiteradas peticiones por parte del bloque opositor en el Senado, para reiniciar las sesiones y legislar para responder a millones de familias mexicanas frente a la pandemia del Covid-19, fuimos convocados por la Mesa Directiva para cumplir con nuestro mandato.

Todos los argumentos que “impedían” sesionar fueron descartados por la mayoría en cuanto surgió la urgencia del Presidente para aprobar la Ley de Amnistía. Hasta este momento en la agenda para sesionar solo se registra la minuta de dicha ley, que recibimos en diciembre de la Cámara de Diputados, y que por ende, resulta totalmente extemporánea a la pandemia que enfrentamos.

Cierto que nadie es responsable de la llegada de esta pandemia, pero cierto es también que como Estado somos responsables de lo que hagamos o dejemos de hacer.

Aún cuando la pandemia nos sorprende con un crecimiento económico de cero, una economía ya lastimada severamente; y un sistema de salud con debilidades históricas que se agudizaron con una transición del Seguro Popular al Insabi , sin reglas de operación y en medio de enorme incertidumbre y falta de definiciones.

Como bloque opositor y firmado por los coordinadores parlamentarios hicimos un llamado al Jefe del Ejecutivo federal, reiterando nuestra voluntad política por encima de cualquier diferencia, para construir conjuntamente respuestas inmediatas para la población.

La convocatoria a un Acuerdo Nacional, denominado “México nos necesita a todos”, reconoce que para este propósito es necesario estar todos los sectores sentados en la mesa, pues si la polarización y división terminan por imponerse, muchos de los daños por venir serán irreversibles y los costos para millones de mexicanas y mexicanos en sus pérdidas de salud y en la destrucción económica serán devastadores y de magnitudes inimaginables.

Poco más de 5 millones de pequeñas y medianas empresas que generan cerca de 20 millones de empleos, y sus colaboradores son un máximo de 10 por establecimiento, viven desde hace un par de semanas una crisis de liquidez y ya han empezado los despidos.

Somos testigos del esfuerzo extraordinario que están haciendo los mexicanos y mexicanas, para sacar hasta por debajo de las piedras los sueldos del mes de abril, por lo que una de tantas preguntas es ¿qué sucederá a partir de mayo?, pues el confinamiento se ha extendido.

Por eso proponemos medidas concretas para un plan emergente en salud y economía.

La Ley de Amnistía no es condición necesaria para liberar por razones humanitarias a presos en condiciones de vulnerabilidad, pues conforme al artículo 89 constitucional en su fracción XIV, el Presidente tiene la facultad de conceder indultos a los reos sentenciados por delitos federales.

La minuta que se pretende aprobar permitirá la liberación de presos por delitos de narcomenudeo y delitos por daños menores a 50 mil pesos. Una minuta que no ha sido debatida, y que hace de lado la peligrosidad de las víctimas, el seguimiento con los protocolos necesarios, entre otras deficiencias considerables.

Abrir las puertas de las prisiones como única prioridad, y cerrar la puerta a construir un diálogo para respuestas comunes que salven vidas y millones de empleos, es condenar al peor destino a millones de familias y a México.

Reiteramos nuestra voluntad de construir y responder, pues ya no hay tiempo que esperar.

Senadora de Acción Nacional

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