¡El INE no se toca!, ¡El INE no se toca!, ¡El INE no se toca!, se escuchaba mientras avanzábamos por Avenida Reforma, para incorporarnos a Avenida Juárez; nuestro destino, el Zócalo de la Ciudad de México.
Un Zócalo que nos recibió sin bandera en el asta, y que en menos de una hora estaba en su máxima capacidad. La ola rosa pintaba las calles de la capital del país.
Eran 9:30 cuando entramos por la calle de Madero, y a lo lejos se escucha ¡México, México, México!, y si, estábamos ahí por México, por este país democrático, plural, de libertades y derechos.
"Sabemos las dificultades que su trabajo implica, de las presiones a las que están siendo sometidos por quienes quieren apropiarse del sistema electoral mexicano. Queremos decirles que confiamos en ustedes, en su talante democrático y en su capacidad de comprender la gravedad de las decisiones que tomarán para preservar la vida democrática del país”, dijo el exministro José Ramón Cossío, principal orador de la concentración ciudadana "Mi voto no se toca".
Los mexicanos salimos a las calles nuevamente en lo que va de este gobierno, y lo hacemos porque este régimen se quiere apoderar de nuestras elecciones, de nuestros votos, de nuestra democracia y de nuestras libertades.
No podía faltar la famosa ola, que comenzaba desde la Catedral hasta el templete que se ubicaba afuera de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, a lado del Palacio Nacional, que se encontraba blindado con vallas metálicas.
Todos los asistentes sabemos que el autoritarismo no se desactiva con odio y venganzas, sino con el voto libre en las urnas. Ese voto que salimos a defender a las calles, y que está en riesgo por una reforma electoral que busca desarticular el Instituto Nacional Electoral (INE), apoderarse de nuestra democracia y libertades.
Jóvenes recabando firmas, mujeres con rosas que fueron colocadas en la escalinata de la Suprema Corte, en las que se depositó la confianza que ministras y ministros sean leales solo a la Constitución.
Los gritos de la "ley es la ley" deberán encontrar eco en quienes ahora resolverán, en gran medida, el curso de nuestra historia y de nuestras vidas
El Zócalo se vistió de banderas con la leyenda "El INE No Se Toca", o carteles que invitaban a los ministros de la Suprema Corte a defender la democracia, y unas más en las que se leía: "Por encima de la Constitución nadie. Mi voto no se toca".
Las sonrisas cómplices de quienes acudimos a defender nuestra Constitución confirma que estamos en el lugar correcto de la historia. Todos por nuestro propio pie, por nuestra propia voluntad, y por el deseo recurrente de tener una mejor nación.
"Qué bueno que estamos aquí, qué gusto que caminemos juntos", se decían entre sí los que caminaban a mi paso. Mujeres y hombres que sin importar ideología, credo, edad, posición económica, acudieron a la concentración a defender su voto.
Hoy salimos a las calles a defender nuestro voto, a decir no al Plan B, que no solamente destruye al INE, sino que es el inicio de una destrucción mayor. Confiamos en la Corte y seguiremos confiando en una ciudadanía que está en pie de lucha por sus libertades, la democracia y por México.