Un reportero de radio me dijo: “son los tiempos más difíciles para ser periodista. Las presiones editoriales por un lado, los políticos enojados y llenos de resentimiento, y los simpatizantes endiosados que sin saber que de esto vives te agreden”.
“¡Nos queremos vivos, nos queremos vivos, nos queremos vivos!”, “¡Libertad de prensa, liberta de prensa, libertad de prensa!”, “¡Justicia, justicia, justicia!”, así gritaron el pasado martes reporteras y reporteros en la Cámara de Diputados, luego de los ataques a la libertad de expresión y por los asesinatos de periodistas.
Ese mismo día en el Senado la fuente que cubre nuestras actividades se manifestó al desairar la conferencia del grupo parlamentario mayoritario. Los reporteros señalaron que estar “molestos” de los ataques en su contra. Al día siguente, el periodista Rodolfo Montes dijo en la conferencia de las mañanas que en consonancia con los compañeros y compañeras que cubren las actividades del Poder Legislativo, se sumarían a las protestas por lo que ese día no harían preguntas.
En entrevista radiofónica con Ciro Gómez Leyva, Rodolfo Montes sostuvo: "nos están matando, los tiempos del mecanismo de protección no son los tiempos de los periodistas, está desafasado, no hay empatía, estamos a la suerte de quienes nos están asesinando. Somos periodistas 4x4, todo terreno y sin medias tintas andamos".
El jueves por la mañana la reportera Sonia de Anda afirmó: “Quiero decir que nuestro gremio está muy lastimado. Como en todo México trabajamos bajo la sombra de ser asesinados por nuestro trabajo y los crímenes que se cometen en nuestra contra se aclaren. Aquí desde Tijuana donde enterramos a dos de nuestros colegas Margarito Martínez y Lourdes Maldonado en menos de una semana, no dejaremos de exigir justicia, porque no se mata la verdad matando periodistas”.
Y en un pase de lista, leyó los nombres de los periodistas asesinados este año para que "no sean olvidados", dijo. José Luis Gamboa, Margarito Martínez Esquivel, Lourdes Maldonado, Roberto Toledo, Heber López.
Un minuto de silencio no es suficiente para regresarle la vida a nuestros colegas, me comentó un reportero que por cuestiones de seguridad me pidió anonimato; señaló que el gremio periodístico "tenemos años de vivir con miedo”.
Otra reportera me comentó que nunca había sentido miedo de decir que es periodista. Que cuando le preguntan a qué se dedica, piensa en decir dos veces que al periodismo, porque ya no sabe cómo reaccionara quien la cuestiona, “hoy es mejor decir que eres de cualquier otra profesión que ser periodista”.
La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), le pidió al presidente "que evite ataques, agresiones e insultos, que terminen otorgando carta blanca a la delincuencia para acallar a quienes denuncian el avance del narco y la corrupción".
El subsecretario del Hemisferio Occidental, Brian Nichols, calificó el asesinato de periodistas en México como un problema tremendo, "es una ofensa para lo que trabajamos en defensa y apoyo de la #LibertadDePrensa. Necesitamos demandar rendición de cuentas y acciones para proteger a estos importantes miembros de la sociedad".
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), recomendó considerar 'que el quién es quién en las mentiras' afecta el libre debate, y pidió cesar los discursos de estigmatización desde el gobierno en contra de los periodistas.
Recientemente la revista The Economist señaló que México ha dejado de ser considerado un país con una democracia "defectuosa" para ser considerado como de un sistema "híbrido", es decir, con fuertes rasgos autoritarios.
Las voces dentro y fuera del país son cada vez más, y estamos en la antesala de una serie de decisiones y acciones en favor de la defensa de la libertad de expresión, y de que cese el hostigamiento y asesinato de periodistas.
Son tiempos en donde la pérdida de libertades es un riego real, la defensa de las mismas nos convocan por encima de todo. Mientras existan los Rodolfo Montes, los Humberto Padget, las Sonias de Anda, entre muchas y muchos otros, debemos dar un paso al frente para acompañarlos, y entonces, todo habrá valido la pena, porque la única opción es no perder ni las libertades, ni la vida.
