“Cuando el Poder Judicial deje de ser independiente, la ciudadanía quedará desprotegida, porque la independencia judicial constituye un derecho esencial de las personas a contar con jueces que, sin injerencias ni condicionamientos externos o internos, y bajo una posición de estricta neutralidad, impartan justicia”, señala un estudio realizado por el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM.

La investigación coordinada por Diego Valadés, Sergio López Ayllón, Pedro Salazar y Jesús Orozco Henríquez, sostiene que de aprobarse la iniciativa de reforma constitucional el daño al Poder Judicial será “mayúsculo”, pues elegirlos  bajo proceso electoral los llevará al “campo de la política”.

En Bolivia, los ministros son elegidos por voto ciudadano. Investigadores de la UNAM resaltan que este sistema “ha fracasado”, pues “los ciudadanos bolivianos por desconocimiento acerca de quiénes son los candidatos a magistrados anulan en gran proporción sus votos”, por lo que terminan siendo elegidos con criterios “puramente políticos”.

La ministra Margarita Ríos-Farjat en un artículo para Milenio, sostiene que la “Judicatura Federal se ha preparado bajo estándares éticos y no de popularidad, porque es a través del mérito que la jueza o el juez garantizan su independencia en el desempeño de su encargo. La elección directa no garantiza en lo más mínimo la pureza de jueces”.

Los dos periódicos más reconocidos en el mundo, The Wall Street Journal y Financial Times, alertaron sobre los riesgos que representa para la democracia mexicana el denominado Plan C, que impulsan López Obrador y la presidenta electa, y que pretende debilitar la autonomía del Poder Judicial.

La orden de López Obrador a sus grupos parlamentarios siempre ha sido no cambiar ni un punto ni una coma a sus reformas. Considero que en el nuevo escenario político es indispensable tener la disposición y la voluntad política de cambiar puntos y comas, ¿para qué?, para escuchar a los expertos, para retomar experiencias propias y de otros países, para construir en lugar de destruir.

A todas luces se requiere una reforma al Poder Judicial y por años se ha venido trabajando en la misma. Un propósito es reformar para mejorar, reformar para impartir justicia a todas y todos y no solo a unos cuantos; reformar para tener Ministerios Públicos más capacitados y mejor pagados, igual que a jueces, con incentivos correctos para no caer en la corrupción.

Y el otro camino es sacar el hacha del resentimiento, de la venganza y de la destrucción. Una destrucción que más temprano que tarde alcanzará a tirios y troyanos, a quienes en las urnas dieron su voto para un segundo piso de la cuarta transformación, y a quienes no lo otorgaron.

Si bien la autocontención es una tarea titánica, resulta indispensable para salvaguardar nuestra tan lastimada democracia, la certeza jurídica y la vida institucional, así como las libertades y los derechos. Reitero, después de la destrucción de la Corte lo que sigue es el abismo. Un abismo que no atenderá a discursos ni declaraciones optimistas, un abismo que nos arrastrará a todos, empezando por los más pobres.

Esta es la gran oportunidad de quitar puntos y comas, de escuchar y construir. Es la gran oportunidad para que del odio y la polarización transitemos a un gobierno y a un México para todas y todos. Muy pronto sabremos que camino se eligió.

Senadora de la República

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