La esperanza ya cambió de manos, la esperanza ahora es nuestra. Hoy sabemos que el verbo odiar está por caerse, que el régimen de un solo hombre está por terminar.

Ese es el sentir de quienes acudimos a la concentración al Ángel de la Independencia, en donde mi querida amiga Xóchitl Gálvez recibió la constancia que la acredita como coordinara del Frente Amplio por México.

Este domingo vivimos una fiesta democrática a la que acudimos los ciudadanos que queremos un México en donde quepamos todos; en donde los colores partidistas, las ideologías y el pensamiento libre no nos divida, sino nos una.

Juntos recuperaremos la esperanza, porque eso es justo lo que nos merecemos, porque como dijo Xóchitl, es hora de abrir las puertas de Palacio Nacional. Solo abriéndolas podremos expulsar el odio y construir la paz.

Nuestra presencia en el Ángel tiene como mensaje, la unidad. Basta ya de recurrir a la ofensa, al insulto, a la descalificación, a la mentira, manipulación, a la venganza y el resentimiento.

Como bien lo dijo Xóchitl, es momento de hablar menos y escuchar más, de dejar las filias y fobias, porque "la historia no se hace dividiendo, no se hace inculcando el odio entre los mexicanos, sino sumando. La historia no se hace en la discordia, sino en la reconciliación".

Ayer Xóchitl se comprometió a respetar los pueblos indígenas, los pueblos afromexicanos, la diversidad, las personas con alguna discapacidad, a los periodistas, a los doctores y enfermeras, a los científicos, a los maestros y maestras, a nuestros policías, soldados y marinos.

Pero también a las mujeres, a las madres buscadoras, a los papás de los niños enfermos, a los abuelos, a los ambientalistas, académicos, a los estudiantes, a los migrantes mexicanos, a los empresarios, a los aspiracionistas y a la clase media.

Esta batalla apenas empieza y todo advierte sobre la rudeza de la misma. Hace ocho semanas teníamos nada o casi nada, hoy tenemos a Xóchitl y nueve meses de incansable trabajo, de unidad, resiliencia y audacia, para lograr que por vez primera una mujer de origen indígena y con una historia aspiracionista abra desde adentro las puertas de Palacio Nacional; para que sin adjetivos, ni odios, ni distinción sean bienvenidas todas y todos los mexicanos.

¡Xóchitl Presidenta!

Senadora de la República

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