Hoy hay un nuevo lenguaje en las redes sociales. Un lenguaje de agresión, de odio, de amenazas, y del cual, la gran mayoría, por no decir que casi todos los adultos, estamos ajenos al mismo porque no crecimos con la tecnología, o porque nos mantenemos distantes del mundo digital en el que viven niñas, niños y adolescentes.
Este es el lenguaje del ciberacoso y es urgente que lo conozcamos y entremos a este mundo si queremos salvaguardar la vida de quienes amamos. En México 17.7 millones de personas fueron víctimas de ciberacoso en 2021, y es posible que una de esas víctimas o victimario, sin saberlo, viva en nuestras casas.
El ciberacoso es una forma de violencia, una violencia "silenciosa" que pone en llamas el cuerpo y el corazón de niñas, niños y adolescentes, quemándolos para siempre.
Es la intimidación a través de redes sociales, de chats, de consolas de juegos. El ciberacoso es repetitivo, sistemático, deliberado, simultáneo y con conducta hostil hacia la víctima.
En el ciberacoso hay dos mundos, el que realizan los compañeros de la misma edad, que desde el anonimato o con su propia identidad agreden y destruyen otras vidas; y el de los criminales, que viven en las redes sociales a la caza de nuestras niñas, niños y adolescentes.
Debemos preguntarnos: ¿qué tanto conocemos lo que nuestros hijos, hijas alumnos, viven en las redes sociales?, ¿si son agredidos o agresores?, ¿si están hablando con una amiga o amigo, o con un criminal que se hace pasar por alguien de su edad?
El Estudio iLifebelt 2021 estima que los niños, niñas y adolescentes pueden pasar hasta 9 horas diarias en línea, de las cuales al menos el 30% es destinado en redes sociales, 60% del tiempo desde su teléfono móvil.
Tipos de ciberacoso
Ciberbullying, es entre menores de edades similares. La víctima es amenazada, humillada, acosada, avergonzada o abusada. Grooming, ocurre cuando un adulto mediante engaños se acerca a un menor a través de redes sociales para obtener imágenes con connotación o actividad sexual.
Fraping, es la amenaza de hacer mal uso de nuestras cuentas o redes sociales por medio de hackeo con el propósito de conseguir algo a cambio de devolvérnoslas. Ciberstalking, el acechamiento de una persona en redes sociales para obtener información y después extorsionarla o intentar un acercamiento físico.
Catfish, persona que crea perfiles falsos en redes sociales usando fotos y biografía de otros usuarios por diversión o para conseguir información y realizar fraudes. Masi (material de abuso sexual infantil), imágenes o videos en las que aparezcan niñas, niños y adolescentes desnudos, semidesnudos en posiciones sugerentes.
Lure o Luring, forma de convencer a menores de encontrarse fuera de las redes sociales, lo utilizan los pederastas. Haters, seguidores en redes sociales o chats que hacen comentarios negativos. Happy Slapping, grabar una agresión física para subirla a internet, compartirla en mensajería instantánea y redes sociales. Pack, conjunto de fotos y/o videos íntimos de una persona.
Sextorsion, consiste en amenazar con publicar o enviar material gráfico donde la víctima se muestra en actitud erótica, pornográfica o manteniendo relaciones sexuales. Sexting, envío de contenidos eróticos, sensuales o pornográficos por medio de equipos móviles. Sharenting, es la práctica enfermiza de algunos padres o madres por atropellar cualquier espacio de intimidad de sus hijas e hijos al subir en las redes no solo su identidad, sino sus actividades exponiéndolos a gravísimos riesgos.
Desafortunadamente para muchos menores las redes sociales se han convertido en sus niñeras, y en ocasiones lamentables, son los padres quienes de forma irresponsable les dan acceso a plataformas por debajo de la edad que la ley establece.
Como primer paso, es urgente aprender y conocer del mundo de las redes sociales para combatir el ciberacoso; segundo, debemos hablar clara y abiertamente con nuestra niñez y adolescencia para prevenirlo; y tercero, es la acción del Estado mexicano para enfrentar a los criminales y generar conciencia de quienes con su misma edad destruyen vidas.
Como padres de familia debemos hacernos una pregunta, ¿si en nuestro hogar vive un agresor o una víctima?, de no darnos cuenta podríamos lamentarlo, ya que la omisión cuando de ciberacoso se trata, termina por destruir vidas y familias.
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