Decía nuestro fundador Manuel Gómez Morín que a la hora de hacer política había que evitar el dolor de la ineficacia , el dolor que nos causamos unos a otros, en resumen, hay que asumir “la lucha contra el dolor como campo de trabajo y discusión política”.

Son muchos los dolores que se pueden prevenir, que son perfectamente evitables, sin embargo, la gran mayoría de ellos son provocados por descuido, omisión, cerrazón, necedad, sumisión e ignorancia.

Era inevitable la llegada de la pandemia del Covid-19 , sin embargo, eran evitables miles de muertes de las más de 700 mil registradas por Inegi , de aplicarse una estrategia menos centralista, más científica y menos criminal, tal y como lo señalan especialistas.

Era inevitable que por la contingencia las pequeñas, micros y medianas empresas se vieran afectadas, pero era evitable el cierre definitivo de un millón de Pymes, de haberse brindado apoyo a las empresas y protección al empleo .

Era inevitable un menor crecimiento de la economía por la pandemia, lo evitable es generar incertidumbre jurídica a causa de reformas que ahuyentan las inversiones y provocan la fuga de capital, ejemplo de ello es la Ley de la Industria Eléctrica (LIE).

Evitable el daño profundo al Estado de derecho, que ante la premisa de “no me vengan con que la ley es la ley”, se gobierna pensando en un interés personal y no para todos los gobernados.

Son inevitables los estragos del cambio climático, pero es evitable el uso del carbón por las energías limpias y la desaparición de nuestros ecosistemas por construcciones faraónicas.

Es inevitable la muerte por enfermedades, pero son evitables si hay tratamientos oportunos que por la sinrazón de un pésimo diseño logístico se siguen estrangulando las cadenas de abasto.

Evitable defender dictaduras sangrientas que acaban con las libertades, las garantías individuales y con la democracia de las naciones.

Es evitable la destrucción de invaluables organismos autónomos que fortalecen el andamiaje institucional, así como, la democracia y rendición de cuentas.

Era evitable el cierre de estancias y la desaparición del programa Escuelas de Tiempo Completo , que dejan en la indefensión a nuestra infancia y a las madres trabajadoras.

Evitable una crisis aeronáutica, pero se optó por cancelar la construcción de un Aeropuerto Internacional que iba ampliar la capacidad, ahora incluso, cargamos con una degradación que castiga fuertemente los empleos, la ampliación de rutas y la certidumbre de pasajeros y personal aéreo.

Lo polarización e incentivos cotidianos a las redes de odio son evitables, sin embargo, se prefiere la descalificación, el encono, las agresiones y adjetivos que condenan, y que lejos de construir concordia y unidad en los propósitos, las confrontaciones crecen exponencialmente y las puertas de múltiples conflictos se abren cada día para sostener la narrativa.

Es evitable una buena parte de dolor y los horrores causados por los criminales, si en lugar de abrazos y complacencias se aplica la ley y la fuerza legítima del Estado. Evitable, sin duda, ensañarse con las víctimas en lugar de pedir cuentas a quienes con el mayor de los sadismos destrozan miles de vidas.

Hacer todo para evitar el dolor a los otros es sin duda propósito de la política, pero este se vuelve una tragedia constante cuando justamente se autoinfligen los más grandes dolores a quienes se desprecia y somete al capricho cotidiano y a una sed de venganza de costos incalculables.

¿Cuántos más dolores evitables nos aguardan? La destrucción cotidiana debe parar. Trabajemos para que en lugar de dolores autoinfligidos tengamos acceso a oportunidades y justicia.

Senadora de la República 

 

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