“Tienen incertidumbre porque no saben qué otro golpe les van a dar. La clase media típica no tiene certeza de conservar su empleo, de que puedan solventar el estilo de vida que llevan, pero sobre todo, no tienen seguridad de lo que vendrá en el futuro".

"Esto luego de los cambios constantes en las reglas del juego a través de reformas del gobierno federal que provocan inquietud tanto en miles de familias como en los empresarios", así lo advierten los estudios antropológicos realizados por Bitácora Social, en voz de Pablo Camarena.

Por ejemplo, afirma, el caso de Banamex, pues se trata de un banco con el que la clase media ha crecido, y el hecho de que se vaya de México (Citi) significa que algo anda mal.

Camarena explica que la ciudadanía, particularmente la clase media típica y baja, viven entre la incertidumbre y el sentido de alerta. Sostiene que la sociedad en general siente un riesgo ante una posible crisis económica de la cual no puedan salir, por lo que socialmente hablando, están alertas y listas para reaccionar, aunque ello sea cansado y desgastante, “hay una gran desconfianza”.

El estudio sostiene que uno de los sectores más afectados son las madres solteras, porque están trabajando doblemente, y no por el trabajo doméstico y de oficina, sino porque están buscando más alternativas económicas para cubrir sus gastos; además de que perciben que los programas sociales no son suficientes para ellas debido a los diversos roles que juegan.

“El miedo de las madres solteras es que no puedan tener tiempo para sus hijos, que no les alcancen los medios de producción, que tengan que estar buscando más formas de trabajo y maneras de hacer dinero, y que ni con ello les alcance”, añade Pablo.

Hablamos de que 42% de los hogares mexicanos forman parte de las clases medias en nuestro país, de acuerdo al Inegi. Y en el ámbito urbano, 50% de los hogares corresponde a las clases medias, prácticamente la mitad de todos los hogares en México.

Entre las preocupaciones de la clase media baja es que sus hijos tengan que empezar a trabajar a temprana edad para contribuir con la economía familiar, como ha sucedido por la pandemia; otro, que un miembro de la familia deba migrar para mantener su nivel económico y con ello romper su núcleo familiar; así como, la falta de empleo que les impide hacer realidad sus objetivos.

“Uno de los más grandes miedos de la clase media baja no verbalizado, es no tener medios de entretenimiento, como salir a la plaza pública el fin de semana o, poder comer una buena taquiza en casa, y celebrar la fiesta de XV años de su hija. Nunca van a aceptar el miedo a empobrecer, nunca lo van a verbalizar porque ellos prefieren hablar del esfuerzo", abunda Camarena.

El especialista afirma que la clase media típica está muy molesta por los ataques constantes desde el gobierno, y también porque se sienten olvidados por la clase política. Las clases medias enfrentan orfandad, abandono y destrucción.

Todo esto resulta contrario a lo que está sucediendo en la mayoría de los países prósperos, en donde se dedican a fortalecer las clases medias porque son la esencia de la estabilidad política y del desarrollo económico. En nuestro país el gobierno actual lo que pretende es controlarlas a través del empobrecimiento y hacerlas dependientes de dádivas gubernamentales.

Los gobiernos progresistas invierten en las clases medias, pero en nuestro país, todas las señales y acciones cotidianas dejan en claro que el imperativo político es acabar con ellas. Destruir las clases medias, es destruir el progreso, las libertades, la movilidad social, los valores fundamentales como el esfuerzo, y al tan condenado aspiracionismo. Un país sin clases medias es un paraíso para el autoritarismo populista. No a la destrucción de las clases medias.

Senadora de la República 

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