Si no fuera por el DVD clandestino, ¿cuántas películas mexicanas curiosas, fantasmagóricas, raras e insólitas, y sin posibilidades reales de exhibición, nos perderíamos?, Seguramente muchas de las inscritas en el universo sicotrónico nacional, y lo peor: no existe un registro fidedigno y creíble de lo mucho rescatado en ese formato, al que los críticos exquisitos le hacen el feo, y ya no se diga la Cineteca Nacional.
Lo único que existe son aproximaciones y pocas certezas. Sin embargo, hay rescatistas entusiastas que las encuentran, recomiendan y las ofrecen por el valor y la audacia con que fueron hechas, exhibidas, satanizadas y hasta prohibidas en su momento. Los nombres de quienes las produjeron, los de quienes las protagonizaron y los que las han comercializado hasta donde se puede, están en el Condominio de Productores, ese que está frente a la alberca Olímpica.
Muchas cintas de directores con algo de bizarro como Rafael Baledón, Chano Urueta, Damián Acosta, Alfonso Arau, Juan Orol, Rene Cardona, Gustavo Alatriste, Miguel Marte, Christian González, Ignacio Rinza y un largo etcétera, protagonizadas por Noé Murayama, Wolf Ruvinskis, Crox Alvarado, Abel Salazar, Los Hermanos Almada, tribus de punks del Estado de México, vampiros nacionales, vedetonas voluptuosas, asesinos, regidores políticos, cómicos y vampiros de la legua alburera; agentes secretos de a caballo y una fauna sumamente curiosa donde aparecen nombres inesperados.
Protagónicos de este curioso universo fílmico que se exporta a Nueva York, Miami y otras latitudes, promete sorpresas de golpe y porrazos con filmes, la mayoría, de bajo presupuesto, en cuyos títulos provocadores, está el asombro. No en balde películas como El hombre que logró ser invisible, Siete en la mira, Orquídea sangrienta, La cumbia asesina, La santa muerte, Morenita, El pozolero, Conejo en la luna, El espectro de la novia, El jinete sin cabeza, La Llorona, Llámenme Mike, Chin Chin el Teporocho y muchas de lucha libre que se cuecen aparte, son de las más buscadas ¡Y encontradas!
Este cosmos informativo de lo extravagante, al que sólo la pandemia ha contenido por el momento, está a punto de levantarse del letargo, para servir de guía de placeres culposos o goces descarados por un cine mexicano hasta las cachas, despreciado y atacado sin piedad por la crítica exquisita, que sólo tiene (y no en todos los casos) cabida en festivales audaces como el Feratum Film Festival de Tlalpujahua, dedicado al fantástico y a películas que se disfrutan en lo oscurito.
Niños Fidencio, kalimanes, ninjas mexicanos, pantanos de las ánimas, casas embrujadas, ediles con licencia para actuar, héroes de barriada, reyes del otro cine, timbiriches descarados, superocheros sin redención y más, se dan cita en estos filmes de auténtico culto.
Sólo hay que buscarlos con paciencia de santo.
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