Historias y argucias de toda índole acompañan a estos álbumes, que siguen siendo ejemplo de firmeza y enganche en defensa del concepto de originalidad perdurable

Los recicladores de milagros se aplican en algunas estanterías y conectes especializados, que ofrecen el reaprovechamiento histórico para cumplir con las expectativas de clientes, que quieren confirmar su buen gusto por estas joyas de la corona del rock, que llegan a los 50 años, y que siguen sonando muy bien. Tomando en cuenta la “bubble gum music” que impera como moda dictatorial en formatos y plataformas digitales.

Antes del progresivo, punk y que la new wave llegaran para hacer ruido de fondo, hubo algunos álbumes visionarios que fueron más allá del rock y algunos estertores del glam-rock, señalados por críticos como Simon Reynolds.

Algunos de esos discos reverenciados en distintos formatos de audio acaban de llegar a los 50 años y mucha gente que no los conoce debería prestarles atención, ya que muchos cambiaron las reglas del esparcimiento auditivo.

Historias y argucias de toda índole acompañan a estos álbumes, prensados en casi todos los formatos (vinilos, casets, discos compactos…), que siguen siendo ejemplo de firmeza y enganche en defensa del concepto de originalidad perdurable.

Sus títulos, en una de esas, podrán poner a unos cuantos, en busca de la eficacia perdida y el factor sorpresa de lo que actualmente se oye en plataformas.

La mayoría de sus autores bordea los 80 años, en que han derrochado una originalidad que ya no tiene lo que actualmente se oye.

Atractivos formatos de mini-LP como los que ofrece La Mondra Records puede calificarse digital y remasterizadamente, como lo mejor (Incluido el claustro de Balderas, del Miguelón), que se puede encontrar en el subterráneo mexicano, gracias a la apatía de disqueras, que no saben nada del negocio y que sólo viven de algunas vacas sagradas que ¡oh tragedia!, ya no llegan ni a los mil discos, y conste que estoy hablando de vacas sagradas como Chente, que vendía millones y ahora a duras penas llega sólo a mil discos, y eso sólo para sus vernáculos seguidores.

En cambio, en otras latitudes, los discos que llegan al tostón de años siguen siendo otra cosa.

De ahí la trascendencia de tipos como Ian Hunter, que ronda los 85 años y que los celebra con su “Desafianse Part 2”, al lado de Roxy Music (“Country life”), Big Star (“Radio city”), el homónimo de Bad Company, Johnny Mitchel (“Court and Spark”), Van Morrison (“Veedom Fleece”), Queen (II), Bob Marley & The Wailers (“Natty Dread”), David Bowie (“Diamond dogs”), King Crimson (“Red”), Neil Young (“On the beach”), Los Rolling Stones (“It’s only rock and roll”), Supertramp (“Crime of the century”), Genesis (“The Lamb lies down on Broadway”), The New York dolls (“Too much to song”), Brian Eno (“Here come the warm jets”), Judas Priest (“Rock a rolla…”), Rory Gallagher (“Irish tour ‘74’”), Tom Waits (“The heart of saturday night”), Barry White (“Can’t get enough”), y los indestructibles Deep Purple (“Burn”).

Lamentablemente no hay discos mexicanos al grito del rock, con esa cantidad de años celebratorios a cuestas, ni el mítico de Avándaro.

Que no le digan, que no le cuenten. Sin embargo, hay una serie de discos con algunos que, sí sobrepasan los 50 años, pero que nadie los toma en serio (“Rock”, de Los locos del ritmo, Teen Tops, Rebeldes del rock, Blue Caps, Rockin devils, Camisas negras, Tijuana five, Arau a GoGo y Los Ovnis). ¿Por qué? ni Dios ni el Chopo, lo saben, y menos Blanquita Estrada.

Suscribete: Únete a nuestro canal ¡EL UNIVERSAL ya está en Whatsapp!, desde tu dispositivo móvil entérate de las noticias más relevantes del día, artículos de opinión, entretenimiento, tendencias y más.
Google News

TEMAS RELACIONADOS