Muchas de las estrellas del rock que han pasado por las bandas del ex-Beatle (que son muchas) se quejan de las tacañerías del todavía descomunal narizón que, a pesar de su limitación, sigue respondiendo como lo que es: un Beatle en las últimas.
Sus mentiras son famosas como sus discos adorados por tan sólo una minoría devota a la menor provocación.
Sin embargo, al ser una especie de dios chiquito, decir algo en contra de Ringo es un sacrilegio; por eso los fans del Club de Los Beatles están dispuestos a que paren sus osadías los irredentos y detractores del aporreador oficial del cuarteto de Liverpool.
Su última invención es de torero y antitaurino a la vez, por su paso por la España de 1965.
Los anales taurinos de los españoles le están exigiendo ahora una disculpa pública por esta y otras mentiras. ¡Sálvenlo quien pueda! Al coleccionista Enrique Rojas se le ocurrió decirle alguna vez “Ritchie” en vez de Ringo en una conferencia de prensa y casi desaparece del mapa.
EL A PUNTO de entrar al terreno octogenario, el canadiense Neil Young, fundador de Buffalo Springsfield, fue cuestionado por su negativa de presentarse en el Festival Glatonsbury, el músico, compositor y productor, socio alguna vez de Stephen Stills, con una discografía impresionante, vendida en muchos millones de dólares, dio otro de sus conocidos zarpazos, por implicaciones corporativas, alegando que su música no debe mezclarse.
También fingió demencia al “enterarse” de que forma parte del pudiente catálogo de Spotify. Fiel al idealismo hippie, firmarlo para alguna presentación es jugar con gasolina, como cuando le dio un aneurisma cerebral.
Total, que este gran hacedor de canciones está dispuesto a negociar con los de Glatonsbury, porque éstos van seguros con la BBC, y al llamado del billete, pocos son los que se resisten.
No hace mucho vendió 50% de sus canciones a una inversionista privada, para asegurarse un billete duradero. A los siete años compró su primer LP, hoy cotiza en la bolsa por mil 180 canciones que ha hecho durante su vida.
RICK OCASSEK, uno de los compositores más famosos que ahora, después de hacer un suceso melódico a su grupo The Cars (Salón de la Fama del Rock) se fue a vivir al cielo, vuelve a la palestra de las divinidades tras morir en 2019. El que alguna vez fuera también un respetado solista, es llevado a un juicio mediático por haber desheredado a su esposa, la exmodelo Paulina Porizkowa, que lo cuidó y procuró durante los últimos días de su vida terrenal.
Tres matrimonios previos a su deceso lo llevaron, según amigos, a dejarle una cuantiosa herencia tan sólo a sus hijos.
Las peligrosas redes sociales, buenas para tomar demencial partido de cualquier cosa, potencializaron el asunto, para que ellos merezcan un castigo, aunque este último sea infernal o celestial.
FLEETWOOD MAC, luego de estar un poco harto del blues (con la salida de Peter Green) se pasó al subyugante sonido del pop de masas. Lindsday Buckingham y Stevie Nicks le dieron nuevos rumbos melódicos a muchas canciones, a lado de la vocalista y tecladista Christine McVie y el grandulón baterista Mike Fleetwood, reinventando el sonido californiano y aterrizaron en el cielo con Rumours. De ahí en adelante sus álbumes han sido como un cheque al portador y una bendición para los amantes del pop profesional, como Neil Finn (el Split Enz).
Sus disputas en el estudio y en el escenario siempre han sido amables y sensatas, aunque algunos afirmen lo contrario.
Los millones de dólares ganados en campaña son innegables como la belleza de la Nicks y los audaces acordes de Tusk.