Nada mejor que el título de la canción de Jaime López, para explicar el exabrupto, anatema, detalle, puntada y ataque dirigido al corazón metalero del rock, cuando los integrantes de Metallica interpretaron en el Estadio GNP Seguros, “La Chona”, de los Tucanes de Tijuana.
En medio de falsas modestias y seguramente a sugerencia de Robert, El Apache, Trujillo, bajista de la banda, aconsejado por algún estratega del caos o rescatista apasionado del regional mexicano, y ya con el público en la bolsa Kirk Hammett, Lars Ulrich, James Hetfield y Trujillo se siguieron el día siguiente (21 del presente) con “La negra Tomasa”, que no es de Caifanes, ni mucho menos representa al rock y regional nacional.
Como en cualquier fiesta, todos o casi, bailaron con el hit que viene en el álbum Tucán de 1995, Me robaste el corazón, que se ha vuelto casi un himno generacional.
El hecho que molestó a muchos metaleros puristas aztecas es que El Instituto Mexicano del Rock no haya tomado cartas en el asunto, que se viralizó instantáneamente, además de poner a trabajar a muchos tiktokeros balines y organizadores de mesas redondas.
Ya sólo falta que alguien de los nombrezotes, de los que tienen la sartén por el mango en los conciertos, cante reggaetón, entonces nadie podrá parar el libertinaje y la decencia en los conciertos.
Los que dicen que no se la van a acabar son los propios Tucanes, que ya se están “aprendiendo”, a duras penas, “Enter Sadman” para responder a Metallica por el homenaje multiplicado por Tik Tok, Instagram y X (Twitter).
El inesperado y sorprendente cover de “La Chona” abre la posibilidad de un encuentro para grabar juntos.
Al respecto, Ricardo Bravo, el Niño Héroe curador del rock mexicano, ofrecerá en breve varios conversatorios sobre este peculiar fenómeno que cimbró al mundo del fierro en su principal iglesia local: El Chopo, lugar en donde todo mundo opina y pontifica de rebote, sobre cualquier cosa.
Otros opinólogos sobre el rock y su combinación con la música norteña, el acordeón y el bajo sexto con historias del día a día, ya se aprestan para verter opiniones que nadie les ha pedido, sobre la genealogía de la mentada canción, que ya ha sido excomulgada de la ira de los perfectos, al ser versionada en inglés y seguramente, después de lo de Metallica, en alemán, japonés, francés y chino.
El grupo Maboroshi está viendo subir sus bonus desde que canta la traducción de “La Chona”, realizada por la profesora Tania Selena Félix, en Ciudad Obregón, Sonora. La historia de la canción próximamente aparecerá en un libro que, como está el mundo, patas pa’rriba, seguramente será presentado en España por su autor, el Tucán Mayor, Mario Quintero Lara.
Entre muchas revelaciones, se cuenta que la canción fue compuesta en tan sólo cinco minutos (…ni Los Beatles) y se recomienda el sesudo estudio realizado por un twitólogo (Lufloro Panadero) que se voló la barda, con su magistral análisis de la métrica de la rola y la profundidad de su mensaje. ¿Nos acercamos al apocalipsis musical? ¡¿Qué, qué onda ese?!