De las cenizas del gore, el slasher, el porno barato y la tortura que busca a la menor provocación la violencia repetitiva, aparece en el panorama de la nostalgia ochentera un payaso asesino que aterroriza a un par de chicas durante la “escalofriante” noche de Halloween.
Se trata del psicópata Art, que llega a la tercera de la saga con muchas repeticiones de un género que todavía recurre al culto ganado a consciencia. En las dos anteriores, con un homicida inquietante, algunos tintes de comedia negra salvaje, pero nada de lo que alguna vez hicieron a manera de escuela aquellos Michael Myers, Leatherface y Freddy Krueger.
Damien Leone, director de la trilogía, a duras penas alcanza a arrancar algunos sustos, pero nada más se queda en esbozos de miedo, horror y actos atroces.
La historia base repetida en la trilogía podría ser infernal, pero se ve que no puede con el paquete hemoglobínico que tiene que recurrir a efectos, en sí, bien elaborados, pero se queda corta en impacto emocional, tensión y dramatismo que pretende ser extremo y sólo acaba siendo terror común y corriente con los trucos ya conocidos y, a estas alturas, poco eficaces.
No se le deben ver otro tipo de atributos, porque no los tiene, salvo un simple triplete de “Cine de tendencia Grindhouse” en la variación de historias retorcidas y bastante desaforadas.
Sin duda ha tenido algún tipo de éxito, pero muy menor a otras clásicas del género, donde ahora tienen cabida hasta osos como Winnie Pooh. Sin embargo, algo tiene a su favor en cuanto a un reparto estándar (con tan sólo la excepción de David Howard) en una historia por demás punk, donde el morbo por ver si la predisposición al Slasher es genuina y no un simple amague grotesco y demencial. Eso sí, de que es endiabladamente sangrienta, asquerosa, visceral, violenta y con humor retorcido, sí, lo es. No falla en absoluto.
También hay que señalar que, con un presupuesto bajísimo, cumple para los que no pueden vivir sin su dosis de sangre a punto de coagulación. Luego de esta trilogía feroz, los fans del gore se preguntarán ¿Qué sigue? Cuando el agotamiento del género parece haberlo consumido en la repetición de los clichés y cuando la taquilla podría decir lo contrario con base en vómitos sangrientos.
Una taquilla de más de 45 millones de dólares, de acuerdo al Box Office, tan sólo en Estados Unidos y 57 a nivel global, la hacen un sonado campanazo para el modesto presupuesto con que se realizó: 2 millones, ubicándola como una de las 30 películas del género que han sido más taquilleras.
La revista especializada Fangoria, biblia de la sangre en todas sus variaciones terroríficas, le ha dado su voto de confianza y hasta ha inventado un membrete de “La chica” (Lauren LaVera) como la hembra que más ha sido maltratada en una cinta de género pervertido, por la repugnancia, sangre y vileza. Vale la pena adentrarse al que ha resultado un verdadero fenómeno. pepenavar60@gmail.com