Desde que los zombis aparecieron en el celuloide oficialmente, ha corrido mucha sangre, aunque estos hayan caminado a paso lento, pero mortalmente seguro. Historias de toda índole han dado lugar a un curioso fenómeno sumamente rentable en el cine. Sus historias han cambiado de alguna manera y hay las clásicas, las buenas, las malas, las infumables y las ridículas; añadido lo anterior a filmes clásicos, series, sagas enloquecidas e inacabables; continuaciones, secuelas y derivaciones de los que arrastran los pies, hasta en tono de miedo y de comedia.

Si de nombres acreditados en el género hay que hablar, imposible no hacerlo del padre del género: George A. Romero que, de alguna manera, retomó y modificó su mitología.

El arranque comenzó con “La noche de los muertos vivientes”, que codifica la imagen del muerto viviente, en la saga tal vez más influyente del género que luego se siguió con “El alba” y “El día”, dando lugar a prometedoras series como “The walking dead”, que luego se volvieron parodias, secuelas y precuelas interminables de sí mismas.

Sin embargo, hay las inclasificables como “I zombie”, un insuperable thriller en forma de drama de terror alarmante, de Andrew Parkinson, realizada en el Reino Unido. La manipulación del género no conoce frontera alguna con tal de inventar lo inimaginable en cuestión de historias y personajes. Todos, de alguna manera, desde “Caminé con un zombi” de Jacques Torneur, hasta directores de culto como Jim Jarmoush (“The dead don’t die”) y las hispanas “REC”, de Jaume Balagueró y Paco Plaza. Hasta Béla Lugosi, el “monstruo sagrado” que interpretó a Drácula para la Universal, incursionó como ícono en una que otra película retorcida como “Ed Wood”, de Tim Burton.

Excentricidades en el cine de zombis abundan, como la producción hispano-cubana, “Juan de los muertos”, con hordas de infectados que caminan ávidos de sangre humana. Nadie se ha podido resistir a ser protagonista, ni Brad Pitt en “Guerra mundial Z”. Como por regla general sucede, una vez descubierto el filón por asiáticos, japoneses y coreanos vino el desquiciamiento, algunos basados en mangas y otros en trepidante acción, con metáforas que corroen las entrañas previas a la letal mordida contaminante. Los efectos especiales y sus aspectos sanguinarios, parecen de otro mundo sumamente maníaco.

La considerada como algo único, es “One cut the dead”, seguida por “Los muertos vivientes de la bahía de Tokio”. Es justo decir que los inefables Rotten Tomatoes no se dan abasto premiando estos engendros sanguinolentos al estilo de “Wild Zero”, “Señorita zombi”, y la divertida como repulsiva “Miss zombie”, de Sabu y Policía Gore, como ha ocurrido en Sitges.

Otro atractivo del cine zombie es el que ocurre en trenes como “Estación Zombie 1 y 2”, además de la enloquecida “Tren a Busan”. Lo más curioso e increíble, es que, hasta la piratería organizada en el Barrio Bravo, saca este tipo de películas sin pensárselo dos veces, so pena de perder paciencia y dinero.

Suscríbete aquí para recibir directo en tu correo nuestras newsletters sobre noticias del día, opinión, y muchas opciones más.
Google News

TEMAS RELACIONADOS