Los Rolling Stones, pese a la pandemia, juran que estarán de gira (la No Filter) para septiembre. Para calentar motores sacaron un tema inédito: “Living in the hearth of love”, para el relanzamiento de su álbum de 1981 Tattoo You. Sus Satánicas Ancianidades nunca han vendido discos en términos multimillonarios; lo que ellos venden son conciertos y apariciones contra todos los pronósticos. Ninguna aseguradora quiere tomar riesgos con ellos, no así los apostadores de Las Vegas que ya preparan varias sorpresas.

ACABA de morir el hispano José María Cámara, quien fuera figura preponderante de las discográficas españolas y enroque decisivo de los tiempos y canciones de Serrat, Camilo Sesto, Isabel Pantoja, y más rocanroleramente hablando Radio Futura, Mecano y Sabina. En 1991, cuando Caifanes se aferró a una gira por España, Cámara los recibió con un fulminante: “Les dije que no vinieran, porque este es el año de Mecano”. Los mexicanos no la libraron, menos por las malas mañas de su representante Marussa Reyes, de armas tomar. Ahí terminaron sus aspiraciones de internacionalizarse.

EL PRÓXIMO mes de septiembre se celebrará el 50 Aniversario del Festival de Avándaro. Todos los que viven en y para el recuerdo del festival, aún no se ponen de acuerdo en el número de asistentes y daños colaterales, y especulan con la evidencia fotográfica y filmográfica de aquel 11 de septiembre. Mientras, algunos vivos han tomado las riendas y ya organizan celebraciones. Otros, a los que sus papás no dejaron ir, preparan sus coartadas para afirmar que sí fueron. Armando Molina, mártir de Avándaro, será objeto de celebraciones y reconocimientos, mientras que alcahuetes como Luis de Llano y Jaime Almeida volverán a ser linchados una vez más por mentirosos.

MALDITO entre los malditos de la vieja industria discográfica, Walter Yetnikoff (que también acaba de morir en agosto) llegó al negocio de la mano de otro legendario: Clive Davies, que no lo frenó a la hora de la payola, los modos y usos mafiosos. Fue famoso por oler hits, como por aterrorizar a mánagers de gloriosos roqueros como Billy Joel, aparte de cortar si la ocasión lo ameritaba, el suministro de videos de MTV y otras mañas promocionales. Aguantó a pesadillas como Michael Jackson y Johnny Cash. Paul McCartney, Pink Floyd y los Stones mantenían prudente distancia con él. Antes de fallecer, dicen, que el diablo le devolvió su alma, no sin antes justificar sus excesos y sus modos de tirarse a la yugular de los artistas bajo su tutela. Ya no los hacen así de salvajes y letales a 33 y 45 revoluciones por minuto. Tony —“Tengan cuidado”— Mottola lo sustituyó. Cuidado con el perro, reza su epitafio.

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